lunes, 31 de diciembre de 2007

The Best (un balance de 2007)

Nunca pensé que iba a despedir con tanta pena el año que pasa (2007, entiéndase). Ha sido, sin duda alguna, el mejor de mi vida. Sin paliativos. He tenido la oportunidad de conocer a muchas personas. Unas han pasado sin pena ni gloria, pero otras lo han hecho para quedarse a mi lado (y espero que por mucho tiempo. Me refiero, como no, al inseparable e irreductible Alto Cojma). Ha sido el año de la liberación en todos los sentidos. He visitado centenares de lugares. He hecho locuras y cosas que jamás antes se habían siquiera pasado por mi cabeza. He ligado mucho más de lo que pensaba (en esta vida y en otras cuantas más). Y por ende, también he recibido más calabazas que nunca. Extremos que me han hecho darme cuenta de que merecía quererme un poquito más. Ha sido también un año de cambio de aires. En tan sólo 12 meses he pululado por tres empresas y he pasado casi a doblar mi sueldo si se compara lo que ganaba en enero con lo que refleja ahora mi nómina en diciembre. Y también, como no, me he comprado mi primera (espero que no última) vivienda. Un picadero la mar de mono que ya, totalmente amueblado y acondicionado, me espera con los brazos abiertos para acogerme en su seno. Y ha sido también un año para recordar por las miles de experiencias. A bote pronto recuerdo más de un partido como seguidor del Almería en varios estadios de Primera. Conciertos como el de Fito, Heroes del Silencio, Manu Chao o M-Clan. Noches en la Cala de San Pedro. Mañanas en un jacuzzi con gafas de sol y mas de un whiskey barato en el estómago. Madrugadas abrazado a suaves y aterciopeladas pieles femeninas. Un sinfín, sin duda, de vivencias que hacen de este 2007 el mejor año de mi discurrir vital. Ha sido también, mención aparte, el de la despedida de la persona que más he querido (sin tener en cuenta a mi madre) en mi vida: Estela. Casi 8 años después, nuestros caminos se separaban definitivamente. Ella también forma parte de ese amplio y productivo 2007.
Mi familia merece también un episodio aparte. He conseguido volver a reintegrarme con los Amate y encapricharme hasta quererla con locura a mi niña del desierto, Maluma, que nos embriagó durante dos meses de verano. He vuelto a recibir el cariño de mis primos y ahora, tarde pero menos mal, me apetece quedar y saber más de ellos que antaño.
Ha sido también un año donde he sentido el amor con más fuerza. Algo que ahora se deja notar y mucho y para el que albergo buenos augurios para 2008 (el tiempo lo dirá).
En definitiva, un año para no olvidar y perfecto valedero para convertirlo en el rasero con el que medir los siguientes. 2008 empieza ahora, y tal y como va el tren de rodado no pinta nada mal. Crucemos los dedos. Esto marcha. Continuemos. Waiting 4!!! (aviso para navegantes ;-D)

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Mi relación con los burros ha pasado de ser casi nula a todo lo contrario en 2007. Hace unos meses intimé con una. Esta vez, sin escrúpulos, la monté (si, como suena). Este fue el resultado. De aquí a Hollywood con Clint Eastwood para rodar El Bueno, el Feo y el Malo 2. Tremendou!!

jueves, 27 de diciembre de 2007

Sacrificios placenteros

Son las 23:30 horas de un jueves cualquiera de diciembre. Mientras muchos descansan ya plácidamente en sus casas tumbados en el sofá viendo la última telebasura norteamericana en su plasma de 40 pulgadas, yo me encuentro sólo en la redacción de Almería Actualidad. Es lo que tiene querer librar la semana que viene. Hay que dejar páginas finiquitadas y en el día a día, con el trasiego informativo, es imposible realizar este trabajo "extra". El silencio es mi fiel compañero esta noche. Sólo interrumpido por el siseo serpenteante de mi ordenador. Estoy feliz. No me voy a quejar. Me apetece estar donde estoy ahora mismo. No lo cambiaría por nada de este mundo. Puede que sea masoca o un obseso del trabajo en potencia. Sea la opción que sea me resbala mucho. Me siento orgulloso de ser periodista. De vivir cada día una jornada laboral que en nada se parece a la antecede y a la que precede. Eso no está pagado. Al igual que las miles de horas extras que echo cada semana, mes y año. Un sacrificio placentero que me fustiga pero que no duele. El final de hoy es claro: tener la libertad la semana que viene. Dos libros, 300 horas de sueño ininterrumpidas y algún que otro escarceo me esperan. Yo soy así y esta es mi vida. Sigamos hablando de Bayarcal, la Diputación Provincial y las inversiones en materia de Igualdad...

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Camino de lo incierto

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Ya soy un año más viejo. Ya calzo veintisiete años, ahí es nada. Parece que fue ayer cuando cumplí los 18 y sentía que me comía el mundo. Ahora veo las cosas de manera muy diferente porque lo de cumplir años, además de hacerte más viejo y trasladarte más cerca de la muerte, te permite degustar el pasado y afrontar el futuro de manera más imparcial, objetiva, madura y razonada. El caso es que cumplo 365 días más de vida en los que he pasado y vivido todo tipo de situaciones. Y debo de reconocer que hoy no celebro con la misma efusividad de siempre mi cumpleaños. Son muchas las preocupaciones que rondan mi cabeza y que me impiden hacerlo como antaño. De hecho, hoy trabajo (y hasta altas horas) y no espero ningún regalo porque tampoco he pedido nada. La duda que me invade ahora es si a la gente que le importo, y que gracias a dios es mucha, se acordará de mi hoy. Tengo 24 horas para saberlo. El caso es que, sea lo que sea, siento que voy camino de lo incierto porque no se lo que pasará mañana y tampoco me importa. Disfrutaré internamente de este momento y, como cada año, pediré volver a celebrarlo, porque eso, obviamente, será muy buena señal.

LUZ CASAL - SÉ FELIZ

(Porque es lo que busco, simplemente ser feliz)

martes, 25 de diciembre de 2007

Jodido pero contento

Es 25 de diciembre. No quiero ir a trabajar. Anoche fue una jornada dura. De esas que nunca imaginarías jamás el desenlace final. Un amigo, convertido ya casi en hermano, me acompañó con mis "viajes" astrales. Un par de Heineken en el Pony Pisador (eso sí, sin palomitas) y una conversación que nunca cayó en consistencia, me demostraron que no todo está perdido. Hay siempre vida más allá de los recuerdos. Ahora sonrío. Y es que ayer, en su conjunto, fue un día muy especial. Demasiado. Amigos, amores, mariposas, manolos garcías y demás adefesios varios se dieron cita. Esta es mi vida suelo gritar en mi terraza en la tranquilidad de La Envía Golf. Hoy lo he vuelto a hacer pero en la calle mientras caminaba dirección a mi casa. Y ahora, ducha de agua fría (para bajar pensamientos ¿impuros o puros?) y a currar. Así soy yo. Como diría un cubano, del que rememoro gratos momentos, estoy "jodido pero contento".

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Un brindis por la victoria del Real Madrid. Un gesto que llevaba también intrínsecas otras muchas cosas. Son buenos tiempos, y se nota. Seguimos andando, y esta vez, sin tropezar.

domingo, 23 de diciembre de 2007

Melancolía llevadera

Ha llegado la Navidad. Y con ella, las miles de compras compulsivas, los atascos, el estrés, el frío, la melancolía. Sí. Esta época del año produce en gran parte de las personas un cierto aire apesadumbrado. Yo, para no variar, no he sido menos. Lo llevo bien pero es sintomático, y mucho, que a tres días de mi 27 cumpleaños esté tan pasota. Es la primera vez que no deseo con ansias que llegue ese día en el que,supuestamente, todo el mundo se va a acordar de mi y me va a regalar un sms donde me felicite por ser un poco más viejo. Este año, aún no se porqué, me da un poco igual. Quizás en el balance de 2007 que lleve a cabo en próximos días, se vislumbre algún dato que alguna que otra amiga mía psicóloga, ejem, pueda discernir y explicarme la razón por la que estoy así. De hecho, es la primera vez que voy a trabajar el día de mi cumpleaños. Desde que soy un pudiente y currante hipotecado siempre había conseguido librar el 26 de diciembre, el día del Pendón en Almería (así soy yo), para celebrar con mi familia y amigos ese momento tan especial. Ese día será como otro cualquiera. Sólo en mi sección. Con 102 municipios en los que reclamar noticias y un periódico por hacer. Es lo que me preocupa ahora. Sin más. Quizás me esté haciendo viejo y empiece a preocuparme más como está el Euribor que lo que me van a regalar. Quizás. Pero no puedo remediarlo. Lo único que si me gustaría erradicar de mi cabeza es esa melancolía, que llevadera, soporto a ratos (porque hay otros momentos en los que me gustaría aplastarla de un trancazo). Es Navidad y como diría un periodista que para mi fue referente y un modelo a seguir: Así son las cosas y así se las hemos contado.

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Los extremos nunca son buenos. Eso dicen. De la melancolía, de la que hablo extensamente en el párrafo de arriba, pasé al desfase en la noche de la cena de empresa (Almería Actualidad). Poco hay más que añadir. Yo soy así.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Multitodo

Siempre he soñado ser multiorgásmico, aunque eso sólo lo he podido conseguir en los sueños (algo que si han alcanzado las mujeres que han querido quererme más de la cuenta, se sobreentiende). Y al igual que en el plano placentero, he de confesar que me gusta abarcar todos los palos y que ser competente en cada uno de ellos es un reto que me marco diariamente. Ya fui en una etapa muy cercana de mi vida "Multimedia", por eso de hacer tele, radio y prensa a la vez. Y no me fue tan mal. Ahora podría definírseme como un ser multiterreno, porque me desenvuelvo en muchos lugares a la vez y voy escapando de todos ellos con soltura. No es fácil, pero si apasionante. Es la mejor manera, sin duda, de evitar la monotonía y tener caidas inncesarias en el fango (ese del que tantas veces he tenido tan cerca de mi piel). Y todo esto lo afirmo desde la más sensata inexperiencia. A mis casi 27 tacos, hay tantas cosas que desconozco o soy un alocado principiante... Hay veces que pienso que me he caido del árbol antes de tiempo y que aquí, en lo terrenal, muchas veces sólo y desválido he tenido que terminar a espadazo limpio con alguna que otra alimañana de tres al cuarto. Supongo que la mejor manera de aprender es que te suelten como a un bebe en una piscina y salir airoso por si mismo sin morir en el intento. El caso es que, las bofetadas y los halagos vienen de perlas para terminar diciendo que soy todo un Multitodo. Es difícil de explicar pero así es. Ni multimedia, ni multiorgásmico. Multitodo.

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La última vez que protagonicé un momento multimedia (8 de noviembre). Alcachofa en mano, y esa gracia que suele caracterizarme, se unieron para estampar este bonito momento. Entrañable.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

Gula

Padezco de uno de los siete pecados capitales. Y no me refiero ni a la lujuria, la avaricia, la envidia o la soberbia. Hablo de la gula. Sí, del exceso irracional de las cosas, y no sólo la comida (que de esta cada vez menos). Quiero comerme el mundo. Así definiría mi pecado. Ya no me conformo con cualquier cosa. Cada día que pasa me autoexijo más y me convierto en un devorador de ideas, pensamientos, sentimientos, y aconteceres varios. Me lo como todo, literalmente. Esa es mi nuevo forma de pulular por la vida. He pasado de ser un catador de segunda orden al cheff principal. He probado de todo y ahora, con más certeza, busco los sabores que combinan a la perfección con mi paladar vital. Bendita experiencia. Pasteles, mujeres, noches locas, mañanas aciagas y jornadas maratonianas de trabajo. Un explosivo cóctel que cada día me hace ser un mayor y detestable pecador. La gula me consume pero a la vez me revitaliza. Son las cosas del directo, del día a día, de la antimonotonía. Voy a ver que hay en el frigorífico para matar a estas horas el hambre...

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No comment. Está todo dicho (el que me acompaña es Pablo. La foto, como no, del Leopardo)

sábado, 8 de diciembre de 2007

Arena en los bolsillos

No es el título del gran disco de Manolo García. Es algo más literal. Es lo que traía mi madre en sus pantalones. Fina arena del desierto. De las grandes dunas de Mauritania. Pero no sólo se ha traído ese polvo de color rojo y amarillento entremezclado. Ha vuelto con una gran sonrisa. Está feliz. Yo más. Tanto por verla como por su estado de ánimo. Ha disfrutado y su cara, ya un tanto maltratada por el tiempo vital, lo reflejan a la perfección. Viene de la miseria. De la escasez. De casi la nada. Destila un halo de serenidad y misticismo que pocas veces antes le había apreciado en su manera de actuar. Mueve muchos las manos. Aspavientos rápidos y marcados que denotan que ha vivido durante una semana en tierras rudas, en las que como ella dice "eruptar cuando más fuerte y alto, mejor". Así es la vida en el Sáhara. Ecos de supervivencia que se repiten a diario y que le han permitido apreciar en primer plano y primera fila la felicidad en su estado más puro con un simple globo de cumpleaños. Allí estaba Maluma, mi centaura del desierto. No se parece casi en nada a la que yo conocí este verano. Escuálida, con la vista perdida, eso sí, reconocible por su gran sonrisa. Ha sido una intérprete de lujo para "mi" Loli. Había casi olvidado por completo nuestro idioma. Espero que no en la misma proporción con nosotros (aunque no me extraña). Una cámara cargada de fotos (y no había más porque no quedaban más pilas) ha sido el testigo directo de lo acontecido. Me lo imaginaba así, pero no con esas sonrisas. Ahora me doy cuenta de lo mucho que tengo y que tan poco aprecio (como ya sucediera en otra parcela con mis padres). Al menos, ya está entre nosotros. Ha vuelto con el pelo enmarañado y la vista cansada. Sonriente. Pletórica. Yo diría que hasta exultante. Ha sido un baño de humildad que todos deberíamos darnos alguna vez en nuestra vida. Ahora se lo dará en la ducha, para que esa fina arena que el Sirocco bravuquea con fuerza se diluya tímidamente por el desagüe y quede en su recuerdo. Hasta el año que viene..., claro.

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La familia de Maluma, casi al completo y con algún "invitado" extra, disfrutaron como nunca con la visita de mi madre. La adoptaron como la matriarca (para eso era la reina del leuro...)Cosas de la vida.

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En la casa de Maluma. El té nunca faltó para las largas tardes en el desierto.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Lazos indestructibles (e invisibles)

Llevo todo el día pensando en ellos. Bueno, siendo sincero, todos los días de mi vida me acuerdo de ellos, pero ahora que están tan lejos de mí físicamente esa añoranza se intensifica hasta cotas insospechadas (e inimaginables en mi mente). Hablo de mis padres. Loli y Norberto; Norberto y Loli. Da lo mismo el orden, porque el producto es inalterable. Mis progenitores no están ahora mismo conmigo. Uno conduce en estos momentos por carreteras alemanas un gran trailer y otra disfruta (eso espero) de una estancia en el Sáhara con la compañía de mi centaura del desierto (Maluma). Los echo de menos, MUCHO. Me he dado cuenta en mis propias carnes de ese dicho que dice que siempre te das cuenta de lo que quieres hasta que lo pierdes. En este caso, sólo es fugazmente en el tiempo. Menos mal. Pero ahora, en la distancia de miles de kilómetros que me separa de ambos, me doy cuenta de los padrazos que tengo en todos los sentidos. Son grandes, muy grandes. Y por ellos soy en estos momentos lo que soy: un periodista en potencia y con gran proyección profesional (eso dicen). Su esfuerzo, como otros tantos, propició que pudiera estudiar mi vocación en la Universidad. Su esfuerzo, nuevamente, me permitió comprarme mi propia casa y contar entre mis pertenencias el coche que ilustra este blog, por ejemplo. Se lo debo todo y pocas veces, quizás por orgullo, he clamado por mi boca un GRACIAS. Me han mal acostumbrado en ese sentido. La próxima vez que los vea (será este fin de semana si dios quiere) lo haré. Nunca es tarde si la dicha es buena. Lo merecen, se lo debo. ¿Que más voy a decir? Qué son mi lazo con la vida, una cinta invisible e indestructible que me aferra a ellos y que nunca nadie podrá siquiera rozar. Ya queda menos para verlos. Ansío ese momento más que nada en este mundo. Esperemos...


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Maluma, la pequeña saharui, los inmortalizó con una cámara digital este verano. Se les nota felices. Son lo mejor de mi devenir vital. Sin duda.