sábado, 18 de julio de 2009

De format /q (de borrados rápidos en MS-DOS)


Sábado de desconexión. De limpieza mental. Tras una dura, durísima semana, en el plano laboral, llega el ansiado descanso. Ya sólo escribo de sábado a sábado y tiro porque me toca. Mañana de paro entre sábanas. Sobremesa entre 300 espartanos y un sofá demasiado cómodo. Tarde palomitero y de tirar de Visa y noche, noche loca... Son los días de verano. En los que teclear format /q en la mente son la mejor medicina para llegar con las pilas cargadas el lunes. Ya cuento los días que quedan para volver a esta situación, pero esta vez, imperecedera, constante, infinita (ojalá). Tarareo mientras sonrío el estribillo de Alma negra de Duncan Dhu:
Triste vida, siempre te ha tratado mal
viendo el barrio tras las gafas de cristal.
Malas calles te enseñaron a vivir
el fracaso siempre se ha instalado aquí

Un sábado cualquiera en la mejor compañía. Patán ya empieza a hacerme caso. Todo pinta bien. Esta es mi vida.

domingo, 12 de julio de 2009

Zapatero (que no ZP)


Yo crecí en una zapatería. Se llamaba Zapatería LOAM. Lo que viene a ser la unión de mis dos apellidos: López y Amate. Allí entendí lo sacrificada que es la vida mientras la veía venir y pasar agazapado tras el mostrador y bajo las faldas de mi incansable y trabajadora madre. Allí, cerca de la iglesia de Alhama, entre zapatos, forjé parte de los valores que ahora me hacen ser quien soy. Otros los adquirí mientras jugaba al trompo y a las canicas en la calle Ronda y, otros tantos, haciendo lo propio imitando a los médicos, y manipulando Clics (Playmobil) y Gijoe en la calle Barrilerías. Todas ellas, ubicaciones de mi Alhama natal. Y es que siempre me consideré un zapatero, de los remendones. De los que saben darle segundas y terceras oportunidades a las personas porque siempre se puede enmendar un error. Hoy me he dado un baño redentor. Para olvidar y dejar entrar el aire puro mientras contemplaba desde mi terraza La Envía aferrado a una nueva persona. Manolo García y su Zapatero remendón hacían el resto: Mándame en un sobre tu sonrisa rota, yo te la compongo, que soy zapatero, que soy zapateron remendón...
Así son las tardes de domingos. Entre zapatos y los calores de un verano que ojalá pase pronto.

martes, 7 de julio de 2009

De Asturias y abanicos en paro

Llevaba tiempo sin pasar por aquí. Parte de la culpa de esta longeva ausencia la tiene Facebook. La otra es que cada vez tengo menos ganas de contar cosas y más ganas de vivirlas intensamente. Y en ello me encuentro. A 1160 kilómetros de mi casa. Concretamente en Asturias. Un viaje, un reencuentro familiar, una historia que se ha quedado grabada en mi mente y que está despertando mi lado más ingenioso y pícaro. Estamos en Tapia de Casariego, un pueblo costero de poco más de 2000 habitantes. Simplemente precioso. Valles verdes y muchas flores. Mi madre está encantada, Maluma junto a sus dos hermanos: Saleh y Salek, éste último, un desconocido para ella ya que se marchó del Sahara cuando ella tenía dos años y llevaban sin verse siete. La experiencia está siendo muy satisfactoria. Gastronomía, historia, cultura, estampas se están entremezclando para ofrecerme una vivencia única. De esas que van a quedar aferradas de forma imperecedera en mi mente.
Por otra parte, este viaje de siete días está siendo un perfecto bálsamo curativo. Aires nuevos y frescos para afrontar este devenir. Mientras tanto me sigo tapando, que aquí arriba hace mucho frío. Tiempo de kit-kat para el abanico.

Y mientras, Patán a lo suyo. Superando el miedo a las alturas en el puerto pesquero de Tapia. Él es así. Como su amo. Diferente.