lunes, 28 de junio de 2010

De calas y fifas


Un recuerdo. Una canción de una bonita etapa. De calas y fifas. De sonrisas y payaseos. De los cinco intocables, el Loco, el Alto, el Gordo, el Nijareño y el Ilustrado. De pintas, "primo que no falte de na" y de despedidas con los Héroes del Silencio. De visitas al Indio con doble ración de tostadas de tortilla a las Casa Tarradellas al punto en La Envía entre fifas y piques. Del "sorry, a banana?" al cuarto de máquinas pasando por Vic-Tornillo. De la furgoneta del amor a la boda del año. De tantas y tantas cosas que vienen a mi cabeza cuando escucho esta canción que motivó, junto con su homóloga de Bon Jovi, ese grito de guerra en mi terraza. ¿Llegará el fénix?

viernes, 25 de junio de 2010

Aserrín aserrán


Es lo que queda tras una larga e intensa noche de San Juan. Obsesiones que vienen y se esfuman entre llamaradas naranjas. Y también sueños que comienzan a cristalizarse enzarzados entre la fina arena del litoral Mediterráneo. Porque todo tiene un principio y un final y entre medio siempre quedan las ilusiones de ver un vaso medio lleno o medio vacío. Yo he terminado por emborracharme de verlo tan lleno y parece que funciona mientras tarareo esa popular canción tan típica de esta velada que da la bienvenida al verano:
Aserrín, aserrán
los maderos de San Juan
los del rey sierran bien
los de la reina también.
Los del duque
ruque, truque.

Un deseo pedí mientras mojaba mis pies y refrescaba mi cara con mis manos cargadas de agua y sal. El lunes puede que sea el principio del final para que termine por fructificar. Mientras tanto, con la cabeza en otros lares, no puedo dejar de repetir esas dos palabras tan cargadas de misticismo: Aserrín, aserrán; Aserrín, aserrán; Aserrín, aserrán...

lunes, 21 de junio de 2010

Reflexiones desde un mamotreto

La vida pasa demasiado despacio si se vislumbra -y a veces, ni eso- acostado en los incomodísimos butacones reservados para los acompañantes de los enfermos de un hospital. Es, literalmente, un insulto a la palabra descanso que tanto -y tan bien- ha promocionado la marca de colchones Flex. Me gustaría a mi ver al delegado de Salud de turno de la Junta intentando conciliar el sueño en uno de estos mamotretos mientras descubre, no sin asombro,desdén y rabia contenida, que la inversión en mobiliario sanitario lleva crionizada por la administración autonómica un par de lustros, allá por el baño de Fraga en la playa de Palomares tras la cagada radioactiva (y Dios sabe que más) de los yankies.
Prometo que he intentado adoptar cuantas posturas me ha permitido el sillón de marras (mínimo una décima parte del Kamasutra para novatos), pero aguantar más de una hora sobre su aterciopelada textura -nótese la ironía- es un placer sólo comparable al de hacerlo sobre un manto de afilados pinchos como haría Dhalsim, el inolvidable fakir de Street Fighter.
El único remedio a tan frustrante incomodidad pasa por añadir de nuestro bolsillo un par de cojines de Un todo a 100 del chino del barrio y la resistencia a tan cruenta batalla se tornará propensa.
Lo único que me consuela -que no es poco- es que ya queda menos para salir de este oscuro tunel. Ya le queda menos a la mujer más fuerte del mundo. Podemos (como España con Honduras).

jueves, 10 de junio de 2010

Noches de verano



Un Citroen C4 Rojo Lucifer serpentea por las empinadas y sinuosas cuestas de La Envía Golf (Vícar, Almería). Son las diez de la noche. Atrás queda una agotadora jornada de trabajo cargada de suplementos, llamadas de teléfono, ruedas de prensa y miradas impertinentes. Con la ventanilla bajada el aroma a tomillo y romero se hace más intenso. El aire es puro y el silencio campa a sus anchas. La luna comienza a hacer acto de aparición y las primeras luces de los apartamentos y casas de lujo escenifican un pasaje de La Colmena de Camilo José Cela. La berlina francesa remonta sin dificultades el vertiginoso camino mientras suena Quién se acuerda de ti, de Mikel Erentxun. Toca animarse y nada mejor que una dosis del mejor cantante pop español para tocar metafóricamente el cielo y desconectar con una canción de recuerdo, olvido y redención. De amor gastado y enlatado con fecha de caducidad. Es el tiempo de las noches de verano, las de las sonrisas cómplices entre divanes y el chapoteo de los jacuzzis.
El automóvil de los dos chevrones aparca a escasos metros de la entrada al edificio. Se abre la puerta y el conductor, con las llaves en su mano izquierda, desactiva con la derecha el Bluetooth de su PDA y se dirige hacia el portal con la mente cansada y la vista borrosa. Quedan escasos 15 escalones para guarecerse en su apartamento. Llegó la calma. Hasta aquí llega la historia del hombre de las gafas negras. Comienza el verano.

domingo, 6 de junio de 2010

No somos nadie

No somos nadie. Anoche lo dije yo cuando me enteraba del despido de un compañero de profesión. Esta mañana mi padre, desde la distancia, para felicitarnos mutuamente nuestro santo, San Norberto. Y que razón tiene esa frase. Cuando menos te lo esperas, cuando la vida te sonríe nuevamente, siempre tiene que pasar algo que te desvíe de tu rumbo y te haga tropezar. Esta vez no hablo de mí pero como si lo hiciera. Una gran mujer, que hasta hace dos días estaba como una roca, ahora coquetea con su delicado estado de salud. De la noche a la mañana. Así de sencillo y fulminante. Por eso, no somos nadie. Hay que vivir el día a día intensamente, sin prejuicios y vergüenzas, para que en el momento que nos toque despedirnos de este mundo tengamos la sensación de haber cumplido nuestros sueños (o gran parte de ellos) y haber sido lo suficientemente responsables y correctos para con los que queremos y apreciamos algo que redundará en que nuestra impronta permanezca siempre en su recuerdo. Por eso pienso que esa gran mujer saldrá adelante, que aún tiene mucho que ver y que disfrutar. Y yo no cejaré en mi empeño por ayudarla, prometido. Ánimo Conchi.