domingo, 27 de febrero de 2011

Carpetazo a la adolescencia

Aún recuerdo cuando con 14 años descubrí por casualidad aquella cinta de Duncan Dhu. En algún lugar fue el primer tema que tuve oportunidad de escuchar de este grupo con nombre tan peculiar en mi walkman Sanyo. Fue un flechazo. Un amor platónico que aún sigue latente y vivo a pesar de las desaveniencias amistosas de la pareja Erentxun-Vasallo. En ese momento me imaginé entrevistándoles. Yo era un afamado periodista que trabajaba para El País y ellos me contaban en primicia los detalles de su nuevo disco. ¿Soñar es gratis, no?.
Pues dieciséis años más tarde ese sueño de adolescente se ha cumplido en su esencia, con matices. Ni soy un afamado redactor del primer diario nacional ni Duncan Dhu estaba al completo. Da igual, yo aún rememoro en mi memoria el momento: Sala Caramelo de Almería. Sábado 26 de febrero. 23:03 horas de la noche. Se abre la puerta de la Sala Vip y me encuentro a Mikel Erentxun. Un sillón negro y una copa de vinos nos dan la bienvenida. Todo empieza con un "dispara". Son 8 minutos y 53 segundos de entrevista, ni uno más ni uno menos. Una sonrisa me delata. "Los sueños algunas veces se cumplen", afirma a escasos metros el mánager del donostiarra. No le falta razón. En ese momento olvidé por completo los horarios intempestivos del noble arte de informar, las escuálidas nóminas y los quebraderos de cabeza para cuadrar una vida normal. Mi profesión me había permitido aquello que tanto anhelaba desde que empecé a afeitarme para impulsar la aparición de la barba y poder entrar en las discotecas.
Poco más se puede añadir. Atrás quedan los retorcijones en el estómago momentos previos al encuentro y las miradas cómplices. Gracias M.

martes, 22 de febrero de 2011

De carnavales

Se acercan fechas propicias para cambiar de identidad, incluso de mentalidad. Es el momento de los carnavales, una fiesta popular muy arraigada por estos lares y que lleva a más de uno a dar un cambio diametral a su vida durante 24 horas. Yo aún ando dirimiendo si mi disfraz para este año será de pirata o cazafantasmas. Ambos tienen su sentido, su utilidad, su razón de ser. El primero porque toca defender un barco que ha zarpado hace casi dos meses y que tiene como destino un puerto sin muelle. Y el segundo, porque fantasmas del pasado han hecho acto de aparición y toca darles una ración de su temida medicina, un poco de aspiradora y listo.
Ni unos ni otros, piratas y fantasmas, tienen viso alguno de fracturar esa burbuja que ya levita por encima del suelo. Es indestructible, lo saben en Fondón, en las Salinas y hasta en Bacares. Hasta el impersonal eco dio respuesta a aquella siempre temida pregunta que uno se hace cuando el estómago comparte su espacio con las mariposas. Eso es así. Que lo sepan aquí y hasta en París... (¿iremos?)

jueves, 10 de febrero de 2011

Enredados

Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en elcine. Ir a ver una película de dibujos animados de la factoría Disney es casi siempre una opción de éxito. Y si a eso se le suma el ir acompañado de una reina, las opciones de satisfacción plena se tornan aseguradas al 100%. En esta ocasión la película escogida para tan magna ocasión ayer noche fue Enredados, una bonita historia de amor, con personajes secundarios a la altura de las circunstancias (el pequeño camaleón Pascal es todo un acierto) y en la que el final feliz es obvio, pero hasta llegar a él la trama da varios giros inesperados que convierten el film en una verdadera joya del séptimo arte. La guapísima princesa, el atractivo ladrón y la malísima bruja son siempre ingredientes suficientes para confeccionar una historia a la altura de lo que se espera de Disney, y como es obvio, ésta se consuma y se redimensiona a un nuevo escalafón dentro del género de la animación que deja atrás a otros proyectos un tanto desacertados por parte de la factoría de los sueños.
Mención aparte tiene la banda sonora, una delicatessen que aporta la pizca necesaria para convertir esta película en una cita obligada al cine que gustará a todos, ya sean niños o guapísimas morenas con aires de reina y sonrisas sinceras e infinitas.
Imprescindible, sin duda.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mañana de domingo

Estamos de vuelta. Quizás antes de lo debido (y prometido interiormente). Las reformas han avanzado más deprisa de lo esperado. El sol ha hecho de nuevo acto de aparición y ha disipado de un plumazo los nubarrones y me ha brindado un fin de semana de relajación. Para eso están los domingos sin reloj. Para huir de todo y recrearse en los pequeños detalles, en esos que en el día a día pasan a un segundo plano y quedan a la espera de una nueva oportunidad. Otra vez he vuelto a contar barcos. A tener sueños despierto. También a recrear el dulce sabor de un chupachup kojak sin apenas nada en el estómago. A darle esquinazo al desayuno, al almuerzo y si es necesario a la cena y ordenarlos y ejecutarlos en el orden que me plazca. No hay reloj, no hay orden, no hay esquemas, sólo improvisación. Así son los sábados y domingos ahora. Ya me tocaba.

P.D. Cada día que pasa me gusta más Aguadulce...
P.D.2. Patán ya es el nuevo amo de Aguadulce aunque necesite unas gafas de sol para ver mejor a sus potenciales novias caninas...