miércoles, 6 de julio de 2011

De vacaciones y sueños cumplidos

A escasas sesenta horas de cambiar mi estado sentimental al de casado, percibo que los nervios se han apoderado de mí. Dándole vueltas a este entuerto que me tiene preocupado, he llegado a la soberana conclusión de que el haber comenzado unas largas (y merecidas) vacaciones de verano -superan los cuarenta días de desconexión informativa- no han provocado el efecto deseado de distensión y relajación. Todo lo contrario. Conciliar el sueño es una utopía y las horas parecen eternidades. Los problemas surgen como setas en medio del desierto y las llamadas y mensajes al móvil acaban con su batería en un suspiro. La cuenta atrás ha llegado ya casi a su fin y aún no he llegado a creerme que el día más feliz de mi vida ya está a punto de comenzar.
No es para menos. El haber encontrado a tu media naranja y considerarte el hombre más afortunado del mundo a pesar de tener una cuenta bancaria un tanto raquítica y un coche que pide a gritos el cambio de neumáticos, no se consigue todos los días. Por esa razón pienso que todo el mundo debería de experimentar esa sensación. No deja a nadie indiferente, prometido.
Sin duda, un sueño cumplido que en breve dará paso a otros que ya rondan mi cabeza y la de mi morena de miradas cristalinas y sonrisas infinitas. Así todo es más fácil, y si se tienen tantas vacaciones, pues aún más. Así somos nosotros.