viernes, 18 de octubre de 2013

De eso que los hombres no suelen confesar


Tiene la mirada más dulce que jamás he sentido clavada en mi piel. Tiene la capacidad de desnudar el cuerpo sin rozarte. De hacerte sentir palpitaciones en pocos segundos. De tocar el cielo sin necesidad de levantar un pie del suelo. De levitar hasta conseguir el estado de ingravidez simplemente dejándote llevar por sus ojos. Dos luceros cargados de simbolismo, de empatía, de equidistancia. Dos iconos que te guían a la luz y que te pertrechan de ilusiones. Son la savia necesaria para amanecer cada mañana con ganas de comerse el mundo, de no dejar de sonreír, de sentir la necesidad de disfrutar esas horas alejado de su agradable vigilancia para recargarte de energías cuando te vuelvan a marcar. Sin ellos la vida ya no tiene sentido porque son ellos, y solo ellos, los que consiguen darte una razón para seguir adelante. Por eso soy afortunado de estar a su lado, tranquilo, pausado, embriagado, sosegado, incluso exultante y rabioso de felicidad. Cargado de adrenalina, de pólvora para explosionar en los momentos en los que nuestras miradas dan paso a nuestros sentimientos más íntimos. La vida es maravillosa y yo no puedo quejarme, jamás. No necesito más, de veras.

Te amo

miércoles, 16 de octubre de 2013

365 días con mi Lola


Parece que fue ayer cuando una simpática enfermera preguntaba en la sala de espera de los paritorios por el padre de Lola López. Tardé en reaccionar más de 15 segundos. Aún no había asociado que esa era mi hija que acababa de nacer. De eso hace ya hoy justo un año. 365 días que han pasado volando y que han supuesto en mi corta pero intensa vida todo un acicate cargado de ilusión, alegrías, insomnios, preocupaciones extras y muchas dosis de paciencia. Lola, mi Lola, es ya toda una mujercita con tan solo un año. Ya tiene claro que le encanta Duncan Dhu (como no podía ser de otra manera) bailando sin parar cuando escucha las nuevas canciones de su último disco y que con ella no va eso de jugar con la comida. La quiere ya y ahora. Tiene a quién parecerse, sin duda.

jueves, 10 de octubre de 2013

Sharleen, my sister and the magic of life. Crónica del concierto de Texas en Madrid


Sólo ella tiene la capacidad de tocarse sus partes íntimas ante más de 5.000 personas y que dicho gesto resulte sincero, necesario, erótico, pero para nada obsceno. Sólo ella es capaz de contonear su cuerpo sin prejuicios, tras un embarazo y una talla 48, siendo generoso. Sólo ella puede transmitirte su adrenalina y sus pulsiones a pesar de que no te conoce y ni siquiera sabe hablar tu idioma más allá de un Gracias o un De puta madre. Se llama Sharleen Spiteri y el miércoles por la noche, en la sala La Riviera de Madrid, me demostró por qué me enamoré de ella a los 16 años, y hoy, 17 años después, sigue siendo mi diva, mi musa de la música.