jueves, 16 de enero de 2014

Quince

El tiempo pasa demasiado deprisa y ya me cuesta seguirle el ritmo. Lola ha echado a andar y se acabó la tranquilidad. Bendito caos. Es un torbellino de energía en efervescencia. Mi catalizador de sonrisas. Ya han pasado quince meses desde que me la acurruqué en mi pecho por primera vez escasos minutos después de nacer y le transmití todo mi calor. Nunca olvidaré esa mirada. Ahora me clava sus ojos para esperar un descuido en mi vigilancia y cometer alguna de sus fechorías. Me reitero. Bendito caos. No hay nada mejor en la vida, sin duda. Mensaje nada subliminal para los escépticos, ojo.
Quince, la niña bonita, la de los rizos y las piernas como jamones. Quince meses cargados de alegrías y descubrimientos diarios, también de intensos y viscerales "oooohhh" cada segundo por pequeños detalles imperceptibles para un adulto, de sonrisas y "aaayyysss" llenos de amor. Solo ella es capaz de voltearme sin moverme, de hacerme llorar de felicidad cuando me señala con su dedo acusador a la pregunta de ¿dónde está papá?. Quince meses ya y parece que fue ayer. Quince benditos cumplemeses llenos de aventuras, de noches de insomnio, de peleas por un biberón medio lleno (o medio vacío?), de revolcones por el suelo y carreras con su carro por la calle Gerona para llegar a tiempo a la guardería. Me hago viejo a su lado pero su mirada cristalina, a imagen y semejanza de su madre, me rejuvenece. Sus grandes ojos y largas pestañas son el escenario perfecto para visionar el mundo. Ella se lo comerá, Lola es así. Un deseo dividido en dos que nació fruto de un sentimiento tan puro y salvaje como es el amor. Por eso es un pequeño ángel, un rayo transgresor que ejemplifica todo lo que soy en un cuerpo que apenas levanta un metro del suelo pero que es capaz de mover montañas.
Quince, mi niña bonita, mi lucero, mi gorda, mi ecuación perfecta, mi todo. Felicidades pequeña gran mujer.

TE QUIERO