jueves, 16 de octubre de 2014

Dos tres

¿Cuánto me quieres Lola? "Dos tres" me contesta de forma muy convincente y segura mientras utiliza casi todos los dedos de su pequeña y gordoncha mano derecha para enfatizar la respuesta. Ya sabe contar hasta tres, le encantan los chupachups y correr con sus zapatillas Puma, que se han convertido casi en su segunda piel. Hoy mi pequeño terremoto cumple dos años. Parece que fue ayer cuando se aferraba en mi brazo y devoraba su primer biberón. Ahora hace lo propio pero con una bolsa de gusanitos y me cautiva con esa sonrisa de picarona y su mirada penetrante, sin pestañear, casi dictatorial. Gestos, sin duda, más comunes en niños que le doblan en edad. Me tiene ganado, y lo sabe. "Apaaaaa" y en décimas de segundo, tras su viva llamada me tiene a sus pies. Sabe, y muy bien, la manera de conseguir de su padre todos sus deseos. Es imposible no rendirse. Sobre todo cuando utiliza ya armas de mujer y se funde conmigo en un fuerte abrazo y me estampa un beso en todos los morros con un extra de babas. Todo ello para conseguir una galleta o salir a pasear al parque con medio zoológico de peluches. Así es ella.
A veces cariñosa, otras visceral, otras tantas gruñona, y otras como no, divertida y alocada. Es una caja de sorpresas que con tan solo dos años ya se ha convertido en la jefa de su clase de la guardería y que tiene muy claro qué ropa se pone y cómo se peina. Personalidad no le falta, y eso me enorgullece. No le gusta que el sol se esconda y que su madre sea copiloto en el coche de papá, la quiere a su lado. Siempre se sube en el mismo ascensor del edificio donde vive su abuela y su mejor amigo es un perro y se llama Patán, mi Patán. Por eso no es de extrañar que su peluche favorito sea también un can del que no hace falta decir su nombre...
Le encanta el color naranja, como a sus padres, y llamar a su papá con el iPhone de su mamá. Enciende el ordenador para ver los Cantajuegos y tiene una facilidad asombrosa para bailar e inventarse pasos y movimientos dependiendo de la música que escuche. Y como no, sus canciones favoritas son las que conforman el último disco de Duncan Dhu titulado El duelo. No podía ser de otra forma.
Ya utiliza ropa de niña de cuatro y cinco años. Crece con desenfreno mientre su personalidad se expande y cautiva y enamora a todos los que la rodean. Es especial, carismática, intensa, arrolladora. Siempre fue grande y hoy, cuando sople las velas para celebrar sus dos años, habrá conseguido lo imposible, que su papá, otrora reacio a esta maravillosa experiencia paternal, llore de felicidad por haber compartido ya tantas vivencias con ella, con mi Lola, mi pequeño regalo, mi paquete, mi hipoteca, mi princesa, mi mini yo.

¡Felicidades gordita! (y yo también te quiero dos tres)


miércoles, 8 de octubre de 2014

De Bilbao a Almería

Desde la distancia, tanto física como emocional, la imaginación consigue crear nexos de unión invisibles, imperceptibles para muchos pero que llegan a tener su lógica, su sentido. Trabajar contando historias te confiere una serie de capacidades para potenciar esa habilidad y conseguir que se convierta en una manera de allanar el camino para alcanzar la felicidad.
La última vez que tuve la oportunidad de poner en práctica este inusual hecho fue hace un par de semanas. Dos mujeres, alejadas a más de un millar de kilómetros, comparten nombre y muchos rasgos de su personalidad. He tenido la oportunidad de conocer a ambas. Una físicamente y la otra digitalmente. Y ambas me inspiran la misma confianza, tranquilidad, 'buenrollismo' y, sobre todo, mucha energía. Departir con ellas es siempre sinónimo de positivismo. Una vive en Bilbao y la otra en Almería. Una comparte conmigo casi al 100% mis gustos musicales y la otra fue la dueña de mi corazón durante una época convulsa y bonita de mi vida. Las dos sonríen sin pedírselo y saben como tocarte la fibra sensible. Por eso son especiales y por eso tienen un nexo de unión, aunque ellas no lo sepan.
Curiosamente su nombre de pecado para nada refleja su forma de ser. Aunque pecar con ellas no sería un pecado, más bien un regalo divino. Tenerlas de amigas es sinónimo de éxito. No te fallan. Ahí están. Dos mujeres de armas tomar, con personalidad, que luchan contra los manidos tópicos de una sociedad elitista, llena de estereotipos y rencores.
Ambas tienen mucho ver entre sí, reitero. Duncan Dhu es parte de ese imaginario nexo de unión. A la primera la conocí a través de mi grupo favorito. Con la segunda compartí un maravilloso viaje allá por 2009 en el que pude visitar San Sebastián, cuna duncandhuniana e inmortalizar mi careto frente al Teatro Victoria Eugenia (menudo discazo en directo que se marcaron Mikel y Diego allí). Por eso son aún más especiales. Un vehículo musical como las letras de Duncan Dhu no podía conjugarse mejor que con dos mujeres como ellas. 
Por todo eso, y por tantas otras cosas que me guardo, merecíais unas palabras de reconocimiento y unos versos universales...

Al pasar el tiempo despertarás 
y descubrirás cientos de rosas a tu alrededor, 
hoy la luna y mañana el sol. 
Y tú sin saber aún quién eres, 
desde el país donde mueren las flores, 
dime que aún creerás en mí.  

Y no me digáis el nombre. Ya lo sé ;-)