domingo, 6 de febrero de 2011

Mañana de domingo

Estamos de vuelta. Quizás antes de lo debido (y prometido interiormente). Las reformas han avanzado más deprisa de lo esperado. El sol ha hecho de nuevo acto de aparición y ha disipado de un plumazo los nubarrones y me ha brindado un fin de semana de relajación. Para eso están los domingos sin reloj. Para huir de todo y recrearse en los pequeños detalles, en esos que en el día a día pasan a un segundo plano y quedan a la espera de una nueva oportunidad. Otra vez he vuelto a contar barcos. A tener sueños despierto. También a recrear el dulce sabor de un chupachup kojak sin apenas nada en el estómago. A darle esquinazo al desayuno, al almuerzo y si es necesario a la cena y ordenarlos y ejecutarlos en el orden que me plazca. No hay reloj, no hay orden, no hay esquemas, sólo improvisación. Así son los sábados y domingos ahora. Ya me tocaba.

P.D. Cada día que pasa me gusta más Aguadulce...
P.D.2. Patán ya es el nuevo amo de Aguadulce aunque necesite unas gafas de sol para ver mejor a sus potenciales novias caninas...

2 comentarios:

  1. Pero que me gustan los perros!!!... Esos que no te traicionan, ni te defraudan, que no tienen dobleces ni maldad. Sin duda alguna, los mejores amigos de esa especie imperfecta llamada hombre (que no mujer, ja ja ja).

    Saludos almeriense.

    ResponderEliminar
  2. Y si es Patan te gustaría diez veces más! Es el puto amo jaja. Y si hablamos de imperfecciones no lo hagas muy alto que te saco la tarjeta amarilla eh! Un besazo MRL

    ResponderEliminar