
A veces cariñosa, otras visceral, otras tantas gruñona, y otras como no, divertida y alocada. Es una caja de sorpresas que con tan solo dos años ya se ha convertido en la jefa de su clase de la guardería y que tiene muy claro qué ropa se pone y cómo se peina. Personalidad no le falta, y eso me enorgullece. No le gusta que el sol se esconda y que su madre sea copiloto en el coche de papá, la quiere a su lado. Siempre se sube en el mismo ascensor del edificio donde vive su abuela y su mejor amigo es un perro y se llama Patán, mi Patán. Por eso no es de extrañar que su peluche favorito sea también un can del que no hace falta decir su nombre...
Le encanta el color naranja, como a sus padres, y llamar a su papá con el iPhone de su mamá. Enciende el ordenador para ver los Cantajuegos y tiene una facilidad asombrosa para bailar e inventarse pasos y movimientos dependiendo de la música que escuche. Y como no, sus canciones favoritas son las que conforman el último disco de Duncan Dhu titulado El duelo. No podía ser de otra forma.
Ya utiliza ropa de niña de cuatro y cinco años. Crece con desenfreno mientre su personalidad se expande y cautiva y enamora a todos los que la rodean. Es especial, carismática, intensa, arrolladora. Siempre fue grande y hoy, cuando sople las velas para celebrar sus dos años, habrá conseguido lo imposible, que su papá, otrora reacio a esta maravillosa experiencia paternal, llore de felicidad por haber compartido ya tantas vivencias con ella, con mi Lola, mi pequeño regalo, mi paquete, mi hipoteca, mi princesa, mi mini yo.
¡Felicidades gordita! (y yo también te quiero dos tres)