miércoles, 8 de octubre de 2014

De Bilbao a Almería

Desde la distancia, tanto física como emocional, la imaginación consigue crear nexos de unión invisibles, imperceptibles para muchos pero que llegan a tener su lógica, su sentido. Trabajar contando historias te confiere una serie de capacidades para potenciar esa habilidad y conseguir que se convierta en una manera de allanar el camino para alcanzar la felicidad.
La última vez que tuve la oportunidad de poner en práctica este inusual hecho fue hace un par de semanas. Dos mujeres, alejadas a más de un millar de kilómetros, comparten nombre y muchos rasgos de su personalidad. He tenido la oportunidad de conocer a ambas. Una físicamente y la otra digitalmente. Y ambas me inspiran la misma confianza, tranquilidad, 'buenrollismo' y, sobre todo, mucha energía. Departir con ellas es siempre sinónimo de positivismo. Una vive en Bilbao y la otra en Almería. Una comparte conmigo casi al 100% mis gustos musicales y la otra fue la dueña de mi corazón durante una época convulsa y bonita de mi vida. Las dos sonríen sin pedírselo y saben como tocarte la fibra sensible. Por eso son especiales y por eso tienen un nexo de unión, aunque ellas no lo sepan.
Curiosamente su nombre de pecado para nada refleja su forma de ser. Aunque pecar con ellas no sería un pecado, más bien un regalo divino. Tenerlas de amigas es sinónimo de éxito. No te fallan. Ahí están. Dos mujeres de armas tomar, con personalidad, que luchan contra los manidos tópicos de una sociedad elitista, llena de estereotipos y rencores.
Ambas tienen mucho ver entre sí, reitero. Duncan Dhu es parte de ese imaginario nexo de unión. A la primera la conocí a través de mi grupo favorito. Con la segunda compartí un maravilloso viaje allá por 2009 en el que pude visitar San Sebastián, cuna duncandhuniana e inmortalizar mi careto frente al Teatro Victoria Eugenia (menudo discazo en directo que se marcaron Mikel y Diego allí). Por eso son aún más especiales. Un vehículo musical como las letras de Duncan Dhu no podía conjugarse mejor que con dos mujeres como ellas. 
Por todo eso, y por tantas otras cosas que me guardo, merecíais unas palabras de reconocimiento y unos versos universales...

Al pasar el tiempo despertarás 
y descubrirás cientos de rosas a tu alrededor, 
hoy la luna y mañana el sol. 
Y tú sin saber aún quién eres, 
desde el país donde mueren las flores, 
dime que aún creerás en mí.  

Y no me digáis el nombre. Ya lo sé ;-)


No hay comentarios:

Publicar un comentario