
Sábado de desconexión. De limpieza mental. Tras una dura, durísima semana, en el plano laboral, llega el ansiado descanso. Ya sólo escribo de sábado a sábado y tiro porque me toca. Mañana de paro entre sábanas. Sobremesa entre 300 espartanos y un sofá demasiado cómodo. Tarde palomitero y de tirar de Visa y noche, noche loca... Son los días de verano. En los que teclear format /q en la mente son la mejor medicina para llegar con las pilas cargadas el lunes. Ya cuento los días que quedan para volver a esta situación, pero esta vez, imperecedera, constante, infinita (ojalá). Tarareo mientras sonrío el estribillo de Alma negra de Duncan Dhu:
Triste vida, siempre te ha tratado mal
viendo el barrio tras las gafas de cristal.
Malas calles te enseñaron a vivir
el fracaso siempre se ha instalado aquí
Un sábado cualquiera en la mejor compañía. Patán ya empieza a hacerme caso. Todo pinta bien. Esta es mi vida.