
Es curioso pero cuando mejor crees que estás, cuando ves que la vida te sonríe, cuando todo te sale a pedir de boca, siempre suelen hacer aparición los viejos fantasmas del pasado. Es una constante en mi corta vida. No se si es algo normal o quizás los azares del destino, pero pasa, y claro, eso jode. El caso es que realizando una retrospectiva mental no encuentro las razones de esa "visita". Supongo que el desatino en mis elecciones son lo suficientemente importantes para que estos aulladores encadenados vengan a molestar más de la cuenta. Hoy me he cabreado. Pero esta vez sólo me ha durado cinco minutos. No merece la pena. Quizás esa sea la solución al problema, que me preocupo demasiado. Pues se acabó. Toca convertirse en un cazafantasmas, y esta vez, no me va a temblar el pulso...