lunes, 17 de febrero de 2014

Amor de amores

Nunca imaginé que podría llegar a cotas tan altas. Pero así ha sido. Ver esa carita triste, deslucida, llena de lágrimas y cansada, muy hastiada me produce un dolor inimaginable. Mi pequeña descendencia pasa por su primera racha en baja forma y mi cuerpo y mi ser están en estado de alerta. Jamás habría apostado por una reacción así. Antaño egoísta y egocéntrico, ahora todo lo contrario. Yo ya no soy yo conmigo mismo. Forma parte de mí y la necesito. Lo que le pase a ella me pasa a mí. Si mi retoño sufre insomnio lo compartimos. Si no tiene ganas de comer, cierro la boca. Es mi lucero y se merece todo y más. Ahora entiendo a mi madre. Esto es más complejo de lo que un adolescente puede siquiera imaginar. Pero merece la pena. Un poco de apiretal y crucemos los dedos. Mi amor de amores cierra los ojitos. Toca descansar y dejar de toser. Mañana ansío su sonrisa. Será entonces cuando empiece de nuevo a vivir.

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