jueves, 6 de enero de 2011

Pidiendo pista


Día de Reyes. Despertar atolondrado, desnudo, casi inconsciente, cargado de Ballantines y algo de carmín en los mofletes, una amiga que me quiere en abundancia. La amistad hace acto de aparición. Ha sido el mejor regalo. Junto a él se agolpan unos cuantos más en el árbol de Navidad de mi casa materna. No falta el típico pijama y el perfume de Adolfo Domínguez. Un poco de tecnología (en exceso) y Patán, siempre ahí, tembloroso, demasiado papel de envolver regalos trillado y desmenuzado por el suelo.
Después llega la sonrisa de mi madre, las caras de asombro, de complicidad. También la llamada esperada (por inesperada) y el retorcijón de estómago. He sido demasiado bueno y 2011 me lo va a agradecer. Toca ir pidiendo pista.

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