lunes, 2 de agosto de 2010

La Hégira

El manido tópico de echarse novia y descuidarse tiene un claro ejemplo en mi persona. Con el paso de los años a medida que han ido aflorando y marchitándose las relaciones sentimentales, mi barriga comenzó una carrera de ensanche que no fluctuó como las pasiones y sólo supo alzarse y agigantarse en positivo. Una jodida ecuación que ha terminado por llevarme a un punto crítico en el que los tres dígitos de peso están a tiro de piedra.
Tras dos años prometiendo el día de Nochevieja aligerar lastre, me veo ahora, recién entrado agosto en una disyuntiva un tanto ardua pero que, con un poco de ambición puede llegar a tornarse exitosa.
Y es que ejercicio y calor no son una ecuación muy agradable que digamos, pero tampoco lo es que más de 5 y 6 prendas que el año pasado lucían a la perfección en mi percha corporal ahora han quedado en desuso absoluto.
Para evitar este y otras males mayores, que tantos quebraderos de cabeza le dan a mi santa madre, mañana, en un par de horas, este cuerpo serrano se las verá en el gimnasio. Pocos apuestan por mi continuidad. Razón no les falta. Pero esta vez quiero pensar que se equivocan. Son muchos los alicientes positivos que me llevan a pensar en el éxito de la encomienda. Comenzando por la ilusión por la adquisición de ropa "special transpirable edition" de Decathlon, pasando también por mi nuevo reproductor mp3 "sport edition" y terminando por aprovechar más y mejor el día (aunque eso conlleve dormir menos de lo que siempre he deseado).
El tiempo me pondrá en mi lugar y espero que cuando llegue ese momento, mi objetivo, la pérdida de los 12 kilos marcados con fuego en mi mente, sea una realidad.
Comienza mi particular Hégira, la vuelta a la talla 42, la del fucker de Alhama...

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