http://www.zonawired.com/analisis-rayman-legends/
Hay determinados videojuegos y sagas
que, presionados por su nombre y su importancia en la historia del
sector, se convierten en un importante reclamo con cada nueva
entrega, en la que el tiempo entre una y otra comienza ya casi a ser
anual. En algunas ocasiones, lo que ofrecen tras esa portada no
obedece a lo que realmente se espera. Un caso que cada vez se hace
más común pero que en esta ocasión representa una situación
diametralmente opuesta: la de un producto que supera todas las
expectativas y catapulta varios peldaños el nombre del título al
que representa. Se trata de Rayman Legends y debo de confesar que aún
sigue deslumbrado tras una decena de horas de prueba. Y lo estoy
porque el título, la última entrega de Ubisoft Montpellier, supone
toda una revolución en una saga que comenzó en PC hace ya varias
décadas y que a día de hoy ofrece, sin titubear un instante, la
mejor experiencia jugable que se puede disfrutar en el género de
plataformas. Así, sin anestesia.
Su punto de partida era ya todo un reto. Hace dos años, Ubisoft decidió recuperar este denostado género y a una de sus gallinas de oro: Rayman. Lo hizo con el sensacional Origins, que vendió más de dos millones de copias con un arcade plataformero a la altura de los tiempos que corren. Ese videojuego supuso un soplo de aire fresco para el género en particular y suponía la vuelta de Rayman por todo lo alto. Por esa razón, ni los menos escépticos habrían imaginado que su continuación, Legends, supondría tal evolución en la mecánica de juego que presenta que permitiría a esta nueva aventura superar con creces a su predecesor.
Su punto de partida era ya todo un reto. Hace dos años, Ubisoft decidió recuperar este denostado género y a una de sus gallinas de oro: Rayman. Lo hizo con el sensacional Origins, que vendió más de dos millones de copias con un arcade plataformero a la altura de los tiempos que corren. Ese videojuego supuso un soplo de aire fresco para el género en particular y suponía la vuelta de Rayman por todo lo alto. Por esa razón, ni los menos escépticos habrían imaginado que su continuación, Legends, supondría tal evolución en la mecánica de juego que presenta que permitiría a esta nueva aventura superar con creces a su predecesor.
Y lo consigue por muchas razones.
Hay más fases, más retos, más y mejores puzzles, escenarios más
dinámicos, una banda sonora sublime, fases a ritmo de la música y
jefes finales!!! (y muy muy grandes). Todo ello engalanado en un
motor gráfico en 3D transformado en 2D que ofrece una amplia paleta
de colores acordes a multitud de ubicaciones que van desde castillos,
bosques, pasando por desiertos, zonas acuáticas y acabando en los
cielos y en cualquier lugar que la imaginación te pueda llegar a
representar en tu cabeza.
Rayman es tan colosal en esta
entrega que las ganas de ayudarle te llevarán a engancharte
irremediablemente. La mecánica es sencilla: saltar, volar, golpear,
correr. Nada nuevo. Pero su magia reside en que todo está
coordinado, como la más perfecta coreografía de un videoclip
musical. Y todo con una curva de aprendizaje totalmente milimetrada e
invisible que nos llevará a realizar multitud de acciones de forma
frenética sin darnos cuenta a través de escenarios dinámicos con
retos cada vez más enrevesados y complejos.
El argumento, muy similar al de
Origins, es simple y directo. Criaturas de pesadilla han secuestrado
a los teensies, nuestros amigos, mientras nosotros dormíamos
plácidamente en Claro de los Sueños. Nuestra tarea será ahora la
de ir salvándolos en un centenar de fases. El resto está en que
cuanto más salvemos en cada escenario nos permitirá ir
desbloqueando los sucesivos. De esta manera, el juego nos exige
perfeccionar nuestra mecánica para encontrar a todos nuestros amigos
e ir avanzando en la historia.
A diferencia de Origins, en esta
ocasión no tendremos un mapa con las fases si no una serie de
habitaciones con los distintos niveles, lo que hará que en un
principio nos resulte difícil saber por dónde seguir. Además, como
guiño a su antecesor, también se podrán rejugar varios de los
niveles más memorables de esa entrega, eso sí, con el motor gráfico
y el detallismo que presenta Legends y que en miles de situaciones
nos dejará fascinados por su belleza y minimalismo.
El que haya jugado a Rayman
comenzará a jugar sin problemas. El que no, sólo necesitará tres
minutos para adaptarse a su mecánica de juego: recoger lums
(pequeñas monedas con vida de color amarillo que nos permitirán
desbloquear jugosos regalos y héroes en la sala principal), esquivar
todos los obstáculos y vencer a los diferentes enemigos con nuestros
puños. Sencillez al poder, esa es su gran baza.
Una de las novedades de esta entrega
es que contaremos con la ayuda de un compañero de viaje, una especie
de sapo volador, que nos ayudará a superar obstáculos y a derrotar
enemigos que nosotros por sí solos no podríamos. Por poner un
ejemplo: grandes orangutanes con escudos a los que nuestro compañero
deja indefensos haciéndoles cosquillas lo que nos permitirá
golpearles y que muerdan el suelo. Todo ello con una sencillez
abrumadora gracias al gran trabajo de Ubisoft en la interacción.
Hay que incidir en que todo en esta
entrega está más elaborado y medido. La música acompaña a la
perfección en cada una de las situaciones. Los puzzles van creciendo
en dificultad y los jefes finales, en numerosas ocasiones más
grandes que el escenario, pondrán a prueba nuestros reflejos y nos
obligarán a ser rápidos para contraatacarles. Todo ello embadurnado
con un halo de humor, desparpajo y cachondeo. Así la experiencia
jugable se hace más amena y, sobre todo, divertida.
Pero no todo puede ser perfecto. El
juego presenta dos puntos negros. Por un lado la dificultad que
presentan algunas fases que nos obligarán a repetirlas una y otra
vez. En este sentido, habrá checkpoints invisibles y no empezaremos
desde cero pero los más impacientes, más de una vez decidirán
aparcar por un rato el juego hasta eliminar toda la frustración por
la dificultad que tienen que superar. Lo bueno es que la capacidad de
adicción que consigue el juego suple con creces su dificultad.
Y el otro desliz, por denominarlo de
alguna manera, es la obligatoriedad de utilizar mando para jugarlo.
Hacerlo en un teclado -este análisis ha sido realizado con la
entrega en PC- es todo un reto al tener que pulsar en muchas
ocasiones teclas de forma repetida y al unísono. La única manera de
disfrutarlo al 100% es con el mando de Xbox 360 que se lleva a las
mil maravillas con Rayman.
En lo que concierne a sus requisitos
tecnológicos, el juego no es muy exigente. A pesar de estar modelado
en 3D y presentarse en 2D, puede correrse a 60FPS constantes en un PC
de nivel medio sin problemas. Ni que decir tiene, que disfrutarlo en
un monitor ultrapanorámico con una resolución de 2560x1080 le viene
como anillo al dedo al tener el típico scroll horizontal permitiendo
contemplar una mayor parte del escenario, toda una ventaja para los
grandes retos que hay que superar.
Si tenemos en cuenta que su precio
no supera los 30 euros y que ofrece más de 20 horas de juego para
terminarlo (el triple o más si queremos completar todas las fases
con todos los secretos), es una compra obligada te guste el género
de plataformas o no. Rayman Legends es el mejor ejemplo de un
videojuego mimado hasta el extremo en los detalles y que tiene como
único objetivo divertir al jugador, algo que consigue con creces.
Además, es sin duda, el mejor juego de plataformas hasta la fecha,
con permiso de Mario, y todo un aliciente para los amantes de los
retos.
Rayman te necesita y no puedes
defraudarle. Él tampoco lo hará si decides entrar en Claro de los
Sueños. Prometido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario