sábado, 9 de noviembre de 2013

Batman Arkham Origins, el nacimiento de un superhéroe

La vuelta de Batman es siempre motivo de alegría. Es un privilegiado. Sus dos anteriores entregas se han convertido en objeto de culto para los puristas del género de los héroes en el sector de los videojuegos.  No en vano, no hay hasta el momento mejor adaptación al mundo del entretenimiento que la del hombre murciélago. Una razón de peso, de gran calado, para fijar la vista en el que es uno de los lanzamientos del año, la tercera entrega de la saga: Batman Arkham Origins.
En esta ocasión, encarnaremos a un Batman joven, en sus inicios. Una precuela de los dos anteriores capítulos: Arkham Asylum y Arkham City. De ellos comparte y emana casi todo: su engine, su modo de juego, su progresión. Y recalco casi todo, excepto sus desarrolladores. Esta vez el proyecto no ha estado en manos de Rocksteady si no de Warner Bros Montreal. Y aunque parezca mentira, si has tenido la oportunidad, como es mi caso, de disfrutar de las dos entregas anteriores, en Arkham Origins se nota el cambio de manos tanto para bien como para mal.

Pero vayamos por partes. Batman Arkham Origins es un producto estigmatizado por la triple A, un videojuego SuperB  que atesora todos los condimentos para mantenernos enganchados a la pantalla durante horas y horas. Eso es, sin duda, todo una estímulo a la hora de adquirir un videojuego que supera los 50 euros y que merece cada céntimo invertido en él al ofrecer, solo en el modo campaña, más de 20 horas de diversión.
Todo empieza con el malvado DeathStroke y sus ansias de corromper la ciudad de Gotham y para ello pone precio a nuestra cabeza: la nada desdeñable cifra de 50 millones de dólares. Una suma de dinero que pone en aviso a ocho villanos (a la postre jefes finales) que nos buscarán por cada rincón de la ciudad para conseguir tan excelso botín. Un punto de partida en el que, para más inri, somos una especie de villano también para la policía que negará nuestra existencia. Nadie dijo que los comienzos de un héroe iban a ser sencillos.

Y hasta ahí puedo contar porque seguir haciéndolo destriparía una historia cargada de giros argumentales y pertrechada en unos diálogos y acciones más maduros y consistentes que los hasta ahora vividos en las dos anteriores entregas. Historia que viene acompañada de un importante número de cinemáticas que en muchos momentos nos teletransportarán al mundo del cine por su gran acabado técnico.

La mecánica de juego es idéntica a Arkham Asylum y Arkham City. Veremos a Batman en tercera persona y gracias a sus artilugios tecnológicos podremos ir desplazándonos por la ciudad con la batgarra y nuestra inmensa capa. A la hora de los combates, tendremos que ir combinando los botones para ir golpeando de manera armoniosa y milimétrica a los enemigos los que nos permitirá mejorar nuestros combos y optar a mejores puntuaciones. Un hecho que nos permitirá, a su vez, ir mejorando nuestra rama de habilidades enfocada en varios apartados como el cuerpo a cuerpo o nuestros gadgets. Hasta aquí nada nuevo. Todo es producto de la franquicia. La novedad radica en pequeños añadidos y detalles que enriquecen la experiencia de juego. Por ejemplo, en los combates tendremos muchas más formas de eliminar a los enemigos, hay más secuencias y golpes para hacer más diversificada la acción y, sobre todo, los villanos han mejorado su IA y ya no atacarán en manada como antes si no que lo harán de forma escalonada y buscando nuestros puntos débiles y de desconcierto. Eso ha enriquecido, y mucho el combate.

Las mejoras también aparecen en los movimientos básicos. Ahora podremos atravesar paredes de cristales, saltar a unas escaleras o muros a media altura, o derrapar por el suelo. Añadidos que enriquecen y mejoran el personaje de Batman y lo hacen más creíble y real. Detalles que lo alejan poco a poco de ser un simple muñeco digital dotándolo de rasgos y movimientos más naturales, más humanos.

Todo ello es posible gracias a una nueva vuelta de tuerca del Unreal Engine 3. Un motor gráfico bastante maduro en el sector y que en esta ocasión recibe una serie de mejoras exprimiendo aún más si cabe sus opciones. Ello permite contar con efectos físicos avanzados, oclusión ambiental, sombras dinámicas de alta resolución, efectos de humo, lluvia y nieve volumétricos, etc. Obviamente, para disfrutar de este elenco tecnológico se precisa de un PC y, en este caso concreto, de una tarjeta Nvidia al ofrecer en exclusiva la tecnología Physx. Sin ella nos perderemos una capa dinámica, el movimiento de papeles, el humo, trozos del escenario, etc. De hecho, esta nueva entrega de Batman se convierte en todo un referente para Nvidia a la hora de presumir de su exclusiva tecnología física.

Pero no todo es positivo. El motor gráfico ya renquea si se le compara con otros títulos que ya utilizan motores más avanzados como es el caso de Cry Engine 3. A pesar de todos los efectos que implementa, el juego no sorprende gráficamente. La parte positiva es que luce de forma similar a Batman Arkham City pero de forma más depurada, por lo que para hacerlo correr con las opciones gráficas a tope no se requerirá un PC de la Nasa. En el caso del ordenador de pruebas, he podido correrlo a 60fps constantes con un i5 3570k subido a 4,8Ghz, 8Gb de Ram y una Nvidia GTX 780 en un monitor ultrapanorámico de 29 pulgadas a 2560x1080 de resolución. Para hacerlo funcionar con todos los parámetros al máximo a 1920x1080 se requerirá mucho menos de lo señalado anteriormente.

Otro punto a reseñar es la obligación casi impuesta de jugarlo con un mando de Xbox. No hacerlo nos provocará numerosos quebraderos de cabeza a la hora de controlar a Batman y ejecutar todas las posibilidades que nos confiere el videojuego. Se nota que es un juego influenciado por las videoconsolas y que reniega en cierto modo del teclado y del ratón. Eso sí, para nada es injugable hacerlo con este binomio. Todo es cuestión de gustos y comodidades.

Origins es un juego en el que hay mucho que hacer y que ofrece un dinamismo más acentuado que en ediciones anteriores. Eso sí, está falto de vida ya que en las calles de Gotham no habrá ni tráfico, ni viandantes ni nada parecido. El toque de queda ha dejado la ciudad vacía y solo nosotros y los miles de villanos camparemos a nuestras anchas por ella. Al menos, siempre habrá misiones secundarias que hacer y crímenes y actos vandálicos que apaciguar.

En este sentido, una de las grandes novedades que ofrece Arkham Origins reside en el nuevo modo de resolver casos y asesinatos. Podremos reconstruir la escena del crimen y buscar pistas de manera sencilla y muy efectista lo que nos brindará un nuevo modo de juego hasta ahora inexplorado. De igual modo podremos viajar por los distintos barrios de la ciudad desde nuestra Batcueva gracias al transporte aéreo que nos confiere nuestra Batnave. De esta manera reduciremos los tiempos a la hora de entrar en acción ya que la ciudad es en esta entrega la de mayores dimensiones jamás concebida. Un plus para explorar cada uno de sus rincones y encontrar todos los acertijos, pruebas y mejoras que esconde.  Y lo mejor de todo es que no existen tiempos de carga y todo se va generando en tiempo real. Todo un acierto para darle coherencia a la historia y a la acción.

Novedades, sin embargo, que no consiguen ofrecer un salto cualitativo y cuantitativo respecto a Arkham City. Algo que provoca que en muchas ocasiones, pese a todas las novedades comentadas, sintamos estar jugando a una gran expansión de la segunda entrega. Ojo, algo que para nada es negativo porque es un juego mayúsculo en todos los sentidos, pero que dado el estatus que se le presupone de juego Triple A no habría estado de más ofrecer más retos, escenarios y más fórmulas que hubiesen redundado en la progresión lógica, que a priori, se esperaba de este Arkham Origins.

Lo único que los puristas podrán argumentar para sazonar esta conclusión es la inclusión, por primera vez, del modo multijugador, desarrollada por Splash Damage, los creadores de Brink. La idea es sencilla: ocho jugadores se dividen con varios héroes y luchan contra grupos de matones. Gana el equipo que consiga más puntuación y menos bajas entre sus filas. La gracia radica en que controlaremos, además de a Batman, a héroes y villanos de la talla de Robin o Joker.

Lo que sí merece un fuerte aplauso es el apartado de audio. Tanto la banda sonora que acompaña al intrépido Bruce Wayne como las voces escogidas para todos los personajes están a la altura del sobresaliente. Y es que el videojuego viene doblado y traducido al español, algo que es de agradecer, sin duda y que nos permitirá a los menos duchos en la lengua de Shakespeare comprender mucho mejor la historia. Todo ello aderezado con una amplia variedad de temas musicales, cargados de épica, que nos permiten sumergirnos en la atmósfera de Gotham con mayor facilidad y que en muchas ocasiones nos pondrán los pelos de punta por su complejidad y acto de aparición dependiendo de lo que estemos haciendo en ese momento.


A modo de conclusión, Batman Arkham Origins no defraudará ni al más purista del género ni al jugador casual. Es un producto mayúsculo en todos sus apartados que ofrece muchas horas de diversión. Solo la falta de innovación y un motor gráfico que empieza a adolecer el paso de los años lastran a esta ópera prima de los superhéroes. En cualquier caso, sería un sacrilegio no ayudar a Bruce Wayne a derrotar a DeathStroke. Yo lo he hecho y me siento ya un hombre murciélago. ¿Estás preparado para el reto? No te arrepentirás.

Review para ZonaWired

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