La vuelta de Batman
es siempre motivo de alegría. Es un privilegiado. Sus dos anteriores entregas
se han convertido en objeto de culto para los puristas del género de los héroes
en el sector de los videojuegos. No en
vano, no hay hasta el momento mejor adaptación al mundo del entretenimiento que
la del hombre murciélago. Una razón de peso, de gran calado, para fijar la
vista en el que es uno de los lanzamientos del año, la tercera entrega de la
saga: Batman Arkham Origins.
En esta ocasión,
encarnaremos a un Batman joven, en sus inicios. Una precuela de los dos
anteriores capítulos: Arkham Asylum y Arkham City. De ellos comparte y emana
casi todo: su engine, su modo de juego, su progresión. Y recalco casi todo,
excepto sus desarrolladores. Esta vez el proyecto no ha estado en manos de
Rocksteady si no de Warner Bros Montreal. Y aunque parezca mentira, si has
tenido la oportunidad, como es mi caso, de disfrutar de las dos entregas
anteriores, en Arkham Origins se nota el cambio de manos tanto para bien como
para mal.
Pero vayamos por
partes. Batman Arkham Origins es un producto estigmatizado por la triple A, un
videojuego SuperB que atesora todos los
condimentos para mantenernos enganchados a la pantalla durante horas y horas.
Eso es, sin duda, todo una estímulo a la hora de adquirir un videojuego que
supera los 50 euros y que merece cada céntimo invertido en él al ofrecer, solo
en el modo campaña, más de 20 horas de diversión.
Todo empieza con el
malvado DeathStroke y sus ansias de corromper la ciudad de Gotham y para ello
pone precio a nuestra cabeza: la nada desdeñable cifra de 50 millones de
dólares. Una suma de dinero que pone en aviso a ocho villanos (a la postre
jefes finales) que nos buscarán por cada rincón de la ciudad para conseguir tan
excelso botín. Un punto de partida en el que, para más inri, somos una especie
de villano también para la policía que negará nuestra existencia. Nadie dijo
que los comienzos de un héroe iban a ser sencillos.
Y hasta ahí puedo
contar porque seguir haciéndolo destriparía una historia cargada de giros
argumentales y pertrechada en unos diálogos y acciones más maduros y
consistentes que los hasta ahora vividos en las dos anteriores entregas.
Historia que viene acompañada de un importante número de cinemáticas que en
muchos momentos nos teletransportarán al mundo del cine por su gran acabado
técnico.
La mecánica de
juego es idéntica a Arkham Asylum y Arkham City. Veremos a Batman en tercera
persona y gracias a sus artilugios tecnológicos podremos ir desplazándonos por
la ciudad con la batgarra y nuestra inmensa capa. A la hora de los combates,
tendremos que ir combinando los botones para ir golpeando de manera armoniosa y
milimétrica a los enemigos los que nos permitirá mejorar nuestros combos y
optar a mejores puntuaciones. Un hecho que nos permitirá, a su vez, ir
mejorando nuestra rama de habilidades enfocada en varios apartados como el
cuerpo a cuerpo o nuestros gadgets. Hasta aquí nada nuevo. Todo es producto de
la franquicia. La novedad radica en pequeños añadidos y detalles que enriquecen
la experiencia de juego. Por ejemplo, en los combates tendremos muchas más
formas de eliminar a los enemigos, hay más secuencias y golpes para hacer más
diversificada la acción y, sobre todo, los villanos han mejorado su IA y ya no
atacarán en manada como antes si no que lo harán de forma escalonada y buscando
nuestros puntos débiles y de desconcierto. Eso ha enriquecido, y mucho el
combate.
Las mejoras también
aparecen en los movimientos básicos. Ahora podremos atravesar paredes de cristales,
saltar a unas escaleras o muros a media altura, o derrapar por el suelo.
Añadidos que enriquecen y mejoran el personaje de Batman y lo hacen más creíble
y real. Detalles que lo alejan poco a poco de ser un simple muñeco digital
dotándolo de rasgos y movimientos más naturales, más humanos.
Todo ello es
posible gracias a una nueva vuelta de tuerca del Unreal Engine 3. Un motor
gráfico bastante maduro en el sector y que en esta ocasión recibe una serie de
mejoras exprimiendo aún más si cabe sus opciones. Ello permite contar con
efectos físicos avanzados, oclusión ambiental, sombras dinámicas de alta
resolución, efectos de humo, lluvia y nieve volumétricos, etc. Obviamente, para
disfrutar de este elenco tecnológico se precisa de un PC y, en este caso concreto,
de una tarjeta Nvidia al ofrecer en exclusiva la tecnología Physx. Sin ella nos
perderemos una capa dinámica, el movimiento de papeles, el humo, trozos del
escenario, etc. De hecho, esta nueva entrega de Batman se convierte en todo un
referente para Nvidia a la hora de presumir de su exclusiva tecnología física.
Pero no todo es
positivo. El motor gráfico ya renquea si se le compara con otros títulos que ya
utilizan motores más avanzados como es el caso de Cry Engine 3. A pesar de
todos los efectos que implementa, el juego no sorprende gráficamente. La parte
positiva es que luce de forma similar a Batman Arkham City pero de forma más
depurada, por lo que para hacerlo correr con las opciones gráficas a tope no se
requerirá un PC de la Nasa. En el caso del ordenador de pruebas, he podido
correrlo a 60fps constantes con un i5 3570k subido a 4,8Ghz, 8Gb de Ram y una
Nvidia GTX 780 en un monitor ultrapanorámico de 29 pulgadas a 2560x1080 de
resolución. Para hacerlo funcionar con todos los parámetros al máximo a
1920x1080 se requerirá mucho menos de lo señalado anteriormente.
Otro punto a
reseñar es la obligación casi impuesta de jugarlo con un mando de Xbox. No
hacerlo nos provocará numerosos quebraderos de cabeza a la hora de controlar a
Batman y ejecutar todas las posibilidades que nos confiere el videojuego. Se
nota que es un juego influenciado por las videoconsolas y que reniega en cierto
modo del teclado y del ratón. Eso sí, para nada es injugable hacerlo con este
binomio. Todo es cuestión de gustos y comodidades.
Origins es un juego
en el que hay mucho que hacer y que ofrece un dinamismo más acentuado que en
ediciones anteriores. Eso sí, está falto de vida ya que en las calles de Gotham
no habrá ni tráfico, ni viandantes ni nada parecido. El toque de queda ha
dejado la ciudad vacía y solo nosotros y los miles de villanos camparemos a
nuestras anchas por ella. Al menos, siempre habrá misiones secundarias que
hacer y crímenes y actos vandálicos que apaciguar.
En este sentido,
una de las grandes novedades que ofrece Arkham Origins reside en el nuevo modo
de resolver casos y asesinatos. Podremos reconstruir la escena del crimen y
buscar pistas de manera sencilla y muy efectista lo que nos brindará un nuevo
modo de juego hasta ahora inexplorado. De igual modo podremos viajar por los
distintos barrios de la ciudad desde nuestra Batcueva gracias al transporte
aéreo que nos confiere nuestra Batnave. De esta manera reduciremos los tiempos
a la hora de entrar en acción ya que la ciudad es en esta entrega la de mayores
dimensiones jamás concebida. Un plus para explorar cada uno de sus rincones y
encontrar todos los acertijos, pruebas y mejoras que esconde. Y lo mejor de todo es que no existen tiempos
de carga y todo se va generando en tiempo real. Todo un acierto para darle
coherencia a la historia y a la acción.
Novedades, sin
embargo, que no consiguen ofrecer un salto cualitativo y cuantitativo respecto
a Arkham City. Algo que provoca que en muchas ocasiones, pese a todas las
novedades comentadas, sintamos estar jugando a una gran expansión de la segunda
entrega. Ojo, algo que para nada es negativo porque es un juego mayúsculo en
todos los sentidos, pero que dado el estatus que se le presupone de juego
Triple A no habría estado de más ofrecer más retos, escenarios y más fórmulas
que hubiesen redundado en la progresión lógica, que a priori, se esperaba de este
Arkham Origins.
Lo único que los
puristas podrán argumentar para sazonar esta conclusión es la inclusión, por
primera vez, del modo multijugador, desarrollada por Splash Damage, los creadores
de Brink. La idea es sencilla:
ocho jugadores se dividen con varios héroes y luchan contra grupos de matones.
Gana el equipo que consiga más puntuación y menos bajas entre sus filas. La
gracia radica en que controlaremos, además de a Batman, a héroes y villanos de
la talla de Robin o Joker.
Lo que sí merece un fuerte aplauso es el apartado de audio.
Tanto la banda sonora que acompaña al intrépido Bruce Wayne como las voces
escogidas para todos los personajes están a la altura del sobresaliente. Y es
que el videojuego viene doblado y traducido al español, algo que es de
agradecer, sin duda y que nos permitirá a los menos duchos en la lengua de
Shakespeare comprender mucho mejor la historia. Todo ello aderezado con una
amplia variedad de temas musicales, cargados de épica, que nos permiten
sumergirnos en la atmósfera de Gotham con mayor facilidad y que en muchas
ocasiones nos pondrán los pelos de punta por su complejidad y acto de aparición
dependiendo de lo que estemos haciendo en ese momento.
A modo de conclusión, Batman Arkham Origins no defraudará ni
al más purista del género ni al jugador casual. Es un producto mayúsculo en
todos sus apartados que ofrece muchas horas de diversión. Solo la falta de
innovación y un motor gráfico que empieza a adolecer el paso de los años
lastran a esta ópera prima de los superhéroes. En cualquier caso, sería un
sacrilegio no ayudar a Bruce Wayne a derrotar a DeathStroke. Yo lo he hecho y
me siento ya un hombre murciélago. ¿Estás preparado para el reto? No te
arrepentirás.
Review para ZonaWired
Review para ZonaWired
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