sábado, 30 de noviembre de 2013

De confesiones sobre la taza del retrete

Aquí estoy. En una de esas noches de insomnio en las que deambulo de aquí para allá y siempre termino visitando a mi querido retrete. Un aposento sobre el que descargo las tensiones que suelo acumular tras las intensas jornadas de trabajo. En el trío, como era de esperar, nos acompaña mi iPad mini. Sin él estas líneas no serían posibles. Tecnología, necesidades primarias y yo. Menudo equipo. Sólo falta un poco de buena música pero mis chicas duermen y no es cuestión de desencadenar una tercera guerra mundial.
Mientras dirimo qué hacer para conseguir conciliar el sueño se me pasan por la cabeza infinidad de deseos. Curiosamente el 99% tienen que ver con mi Lola. Es sorprendente como te cambia la vida en el momento en que se entrelaza con otra que necesita de ti para avanzar y seguir creciendo. Ahora todo lo que quiero es para ella. Mis tiempos de de cambiar de PC cada dos meses y de smartphone cada uno han pasado a la historia. Curiosa (y necesaria) metamorfosis. 
Prosigo. Se acabó mi momento de relajación. Toca tirar de la cisterna y susurrarle a la almohada. Lo conseguiré.

Buenas noches

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