domingo, 14 de diciembre de 2008

Mi madre


Dulce, cariñosa, protectora, trabajadora, amable, atenta, sincera o responsable. Son algunos de los términos que la definen. Siempre está ahí aunque no lo esté. Es la sombra perfecta en los días de lluvia y el ángel de la guarda en los momentos difíciles. Cuanto más lejos estoy de ella más la necesito. Su voz, ese timbre tan característico, tan rajado por el tiempo, tan penetrante y dulce, es un bálsamo siempre en las arduas jornadas laborales en las que los sinsabores abundan en demasía. Trabajadora incansable, de vista ya cansada, hace siempre honor a su nombre y vive siempre entre el dolor comedido de su maltrecha pierna. Apenas se queja, sólo piensa en sus hijos, lo que más ama en su vida. Se le llena la boca cuando habla de ellos (de mí), sus ojos brillan de forma especial. Nació para ser madre, sus gestos la delatan. Se desvive por ellos y sufre y disfruta con sus desgracias y éxitos laborales y personales. Lo merece todo y a veces no recibe nada. Se merece en estos momentos un abrazo cargado de amor y cariño pero no puedo dárselo. La echo de menos en esta noche de lluvia en la que recuerdo cuando de pequeño, cuando los rayos y los truenos me hacían esconderme bajo la almohada y tiritar como si tuviera 40 de fiebre, venía a protegerme con sus mimos y calor maternal y susurrarme al oído que me quería con locura. Lo es todo. Llena cualquier sala que visita con su silenciosa personalidad. Su feminidad no se ha visto alterada a pesar de llevar esas feas y ortopédicas botas. Sus cristalinos ojos y sincera sonrisa la hacen destacar por encima de cualquier superflua prenda. Es tímida, comedida, entregada. Es una gran mujer, mejor esposa y excelente madre. Es mi madre. Mi estrella de oriente. Mi punto de mira. Mi Norte, Sur, Este y Oeste. Mi brujula, GPS... Sin ella, todo se torna más difícil porque ella siempre lo hace fácil. Es Loli, la pequeña gran mujer de poco más de metro y medio de estatura. Es fuerte, ambidiestra, melosa. Es mi madre, la de la la tienda de los zapatos, la lotería y las naranjas. La de la calle Ronda, Barrilerías y Hermanos Machado. La mujer de gran corazón y mente distraida y olvidadiza. La mujer más maravillosa del mundo y a la que todo debo. Por eso, porque cualquier palabra es escasa para definir todo lo que supones, te confieso aunque quizás nunca leas estas líneas (tú y el ratón sois incompatibles) que... TE QUIERO MAMICA

P.D. Fría noche de diciembre lluviosa y ventolera.

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