
Ha sido una grata sorpresa. Abandoné hace muchos años a Lara Croft porque su enrevesada mecánica de juego con tantos saltos y quebraderos de cabeza eran ya demasiado para mi mente, ávida ya de videojuegos más directos, con acción sin concesiones y argumentos e historias más livianas. Por eso la vuelta de tuerca del Guardián de la Luz ha supuesto un soplo de aire fresco a mi estereotipada imagen de Tomb Raider. Acción, puzzles en sus justa medida, y un acabado gráfico sobresaliente todo ello bajo una vista isométrica en la que se deja notar y mucho el mimo con el que los creadores de este preciosista videojuegos han creado y dado forma a nuestra querida Lara Croft.
Áltamente recomendado.
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