jueves, 11 de noviembre de 2010

Tres


Tres. Son los años que lleva entre los almerienses Diario de Almería. Yo fui uno de sus padres. Asistí al parto. Ahora lo estoy viendo crecer a la par que lo hace mi personalidad, mis experiencias, mis sueños. El periodismo también tiene sus alegrías. Informar puede llegar a ser una droga dura. Una adicción que en el pasado me costó una relación pero que en el presente fortalece otra. Cosas de la vida. Todo se ve de manera diferente ahora. Tantas puertas cerradas, otras que me cansé de aporrear y que nunca se abrieron, otras tantas en las que siempre soy recibido con los brazos abiertos, y en las que incluso la amistad es un nexo ya de unión. No me equivoqué, aunque muchas veces lo piense. Yo nací para esto. Para no tener que mirar nunca el reloj y esquivar siempre los tabiques y las vidas cuadriculadas. Por más que intentaron encasillarme siempre acabé escapando por la ventana de la izquierda. Ahora toca sonreir y disfrutar de los errores del pasado. Elegir Diario de Almería no lo fue. Tres años desde el primer número, ese que tardamos en hacer varias semanas. Ahora el de cada día se escribe, maqueta, imprime, edita y llegue a los almerienses en poco más de una docena de horas. Tres años soñando entre multitud de pantallas de ordenador, teclados, teléfonos sonando y un grupo humano joven, afable, extrovertido, diferente, el mejor que podría tener jamás. ¿Quién se acuerda de tí? Me preguntaba cuando todo empezó. Pues eso.
Tres años en los que varios periodistas han entrado y salido de esa Redacción para siempre. Unos se convirtieron en algo más que compañeros de fatigas -Padawan, eres grande-. Otros pasaron sin pena ni gloria.
También tres años de experiencias nuevas. De dar rienda suelta a los prejuicios y las vergüenzas (¿qué es eso?) y aprender a decir a muchas cosas que fueron No y viceversa.
Tres años desde que volé del nido familiar e inicié la tan jodida y casi utópica independencia para los jóvenes. Con ella también comenzó esa bonita sensación de gustarse...
Y tres años, en definitiva, en los que la vida ha abierto tantos caminos delante mía que la decisión de optar por uno u otro se hace en décimas de segundo. Al menos, esta vez, no estoy sólo para afrontarlos, hay gente a mi alrededor, especial, buena, cercana, se acabaron los buitres leonados y los monos de feria, para eso está el circo.
Tres, tres, tres. Bonito número que en breve volverá a tener significado. Pero ese me lo reservo. ILD ;-)

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