
De él hay que destacar que hace gala de un robusto y preciosista apartado gráfico que roza a veces el status de sobresaliente. Mención aparte tienen las cinemáticas que permiten al espectador disfrutar de una película casi real en la que Darth Vader es el protagonista absoluto. Sublime.
También es resaltable que Starkiller, nuestro personaje-esclavo de Darth Vader, protagoniza en esta segunda entrega una serie de misiones en las que su ejecución se acercan más a las que ejecuta Kratos en God of War, siempre salvando las distancias. Como dirían los puristas, es un machacabotones sin descanso. Eso, para los que nos gusta la acción directa y sin contemplaciones, es todo un piropo, sin duda.
Lo malo, y lo tiene, es que es excesivamente corto. Parece que en los tiempos que corren hay una moda instaurada por parte de los desarrolladores de videojuegos de apostar por experiencias intensas pero muy ínfimas en cuanto tiempo, como fue el caso de Medal of Honor, del que disfruté también escasas 5 horas. Ese sería su gran pero. Por lo demás, es divertido, cuenta con una banda sonora sublime y una jugabilidad a prueba de bombas.
El final, del que me reservo su desenlace para no herir a aquellos que están disfrutándolo, vuelve a sorprender como en su primera parte.
Otro juego altamente recomendable, sin duda, y es que sentirnos tentados por el Lado Oscuro de la Fuerza no está pagado...
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