sábado, 13 de septiembre de 2008

Reventando la saca

Hacer botellón con cerca de 30 años en Granada rodeado de gente de 16; comerte (y pelear por ellos también) dos shawarman mientras amanece; compartir lecho con una infantería de cucarachas y una novia excesivamente borracha; sentir que mi casa es lo más limpio del mundo tras visitar otras moradas; volver a Almería en tren de "válvula"; repetir de manera cíclica "aaaadelante" seguida de la burrada más grande que se me ocurra; o jugar a la Wii y no dislocarte el brazo de milagro. Son algunas de las cosas que no puede pagar mi Visa Oro de La Caixa pero que he podido vivir este fin de semana. Un evento, que por otro lado fue preparado en cinco minutos mientras el menda pensaba en ir al peluquero y al gym y poco más. Otra KDD más que meto en la saca de las vacaciones que tiene visos de reventar como siga así. No hace falta dar muchos más detalles para imaginar la vivencia, pero si comentar que pude ver tras nueve meses sin hacerlo a dos primos maternos, Ruben y Oscar, (la fórmula del sms funcionó contra todo pronóstico), y pisé por primera vez el Botellódromo de Granada, una explanada rodeada por todos lados de coches y con meódromos del siglo XXI (aún hay nostalgia del Parque Nicolás Salmerón, snif...). Seguimos acumulando aunque ya van menguando las vacances (menos de diez días para volver a la realidad) y esta noche le metemos cuatro al Valencia. Así somos en Almería. 

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