De raptores y amores fraudulentos

Hay días en los que los chasquidos de la vida producen más de un mareo y quebradero de cabeza. Vuelvo ahora, gracias a dios, al hastío y el silencio de mi hogar tras una semana agotadora y cargada de revelaciones de todo tipo. Y en estos últimos siete días he venido meditando en los ratos de asueto, aún desconozco el porqué, qué es eso de amar y toda la parafernalia que le rodea y ayer, por casualidad, descubrí un matiz que no valoraba y que ahora, me hace reafirmarme en mi posición. Decía el gran Javier Sardá, durante un reportaje de su programa Dutifri en Buenos Aires, "que si no es peor el haber amadao a quién no se debe a no haber amado". La frase se entiende si se tiene en cuenta que esta lapidaria idea formaba parte de una conversación con uno de los centenares de niños raptados en la dictadura y que años más tarde descubría su verdadera identidad y que sus padres no eran tales, sino "raptores". No en los mismos términos, y por supuesto, en el mismo contexto, pero reapruebo esta frase palabra por palabra si se me analiza pormenorizadamente. Me pregunto ahora, ¿ha merecido amar a X o Y persona? ¿me equivoqué? ¿habría sido mejor pasar de largo y no embarcarse en tan magna y fraudulenta conquista? Cuestiones incuestionables porque el pasado ya pasó y no hay vuelta atrás. Me quedo como estoy y con quién estoy porque la espera ha merecido la pena y, volviendo a hacer mención del discazo de Manolo García, "saldremos a la lluvia"...Siempre


Un brindis, un intervalo de desconexión y un lomito (eso que nunca falte). Es lo que tiene estar rodeado de buena gente en el trabajo. Momentos así se repiten y lo hacen más liviano y agradable. !Ponte otra cerveza!