miércoles, 7 de mayo de 2008

Molinos de cartón


Hoy se cumplen dos meses exactos desde que comenzó mi independencia vital respecto a mis progenitores. Sesenta días en los que he descubierto que no es oro todo lo que reluce en esto de llevar ya una vida en solitario. Se echan de menos muchas cosas, pero en cambio, también se gana en otras tantas, como la propia palabra independencia dice. El caso es que ni los más escépticos podían creer que aguantaría. Muchos vaticinaban que mi vuelta al "nido" sería más pronto que tarde. Como suele pasar últimamente, más bien este último año, las cosas han cambiado y mucho y los molinos de viento de cartón, esos que imaginariamente tumbó Don Quijote con su fiel amigo Sancho Panza (aviso para navegantes), han desaparecido. Las decisiones que voy tomando ya vienen con un extra de aplomo. Y eso se nota, y mucho. Y es que la vida puede dar muchas vueltas, al igual que los citados molinos, pero ya no serán hacia atrás, como muchas veces antes sucedió. La única dirección es hacia adelante y con constancia. El próximo reto es compaginar lo de trabajar hasta altas horas con las lavadoras y cocinar. Pero eso ya es otra historia...

(PD: De la foto poco hay que decir. Moulin Rouge, París, Marzo de 2008)

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