lunes, 12 de enero de 2009

De 'una vez al año no hace daño'


Porque juntarse con los amigos de la infancia no tiene precio. Esa es la respuesta que debimos de pensar ayer Totó, Lagarto, Marifrancis, Jenny, Ana Morata, Marga y yo para volver a vernos un año más tarde desde la última quedada. Y mereció la pena, digo si la mereció. Comida copiosa en El Almería (Enix) -esta vez no hubo malentendidos y no me equivoqué en la elección- con su famoso ajoblanco como director de orquesta (15 euros); copazos y chupitos de vodka negro con licor de mora (XX euros) en Caramelo en el 501 (Aguaudulce); más copazos y frutos secos para parar un tren ya en la capital en la Iris Tavern (X2 euros); y terminar la fiesta echándonos del Molley Mallone con la última copa(X3 euros); y para todo lo demás... (ya se sabe). Mereció mucho la pena. Volver a hablar de tantos y tantos recuerdos con las personas que he compartido mi infancia y mi adolescencia me ha permitido hoy afrontar el día con más optimismo. Siempre te queda la duda de si se mantendrá ese fino hilo de amistad con personas que ves de muy vez en cuando. Duda que quedó totalmente disipada en los cinco primeros minutos de esa larga y variada tarde de domingo que no desembocó a mayores porque por una vez, y sin que sirva de precedente, imperó la cordura y mas de una y de dos huyeron al ver la que se avecinaba... Repetiremos, pero no ya el año que viene, porque aunque como dice el dicho una vez al año no hace daño, las sensaciones fueron tan positivas que volveremos a vernos pronto las caras (e incluso ya se negocia un viaje loco a Londres, así somos). Mereció la pena, me repito a mi mismo (y despertarme a las doce del mediodía, también). Esta es mi vida.

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