miércoles, 12 de diciembre de 2007

Gula

Padezco de uno de los siete pecados capitales. Y no me refiero ni a la lujuria, la avaricia, la envidia o la soberbia. Hablo de la gula. Sí, del exceso irracional de las cosas, y no sólo la comida (que de esta cada vez menos). Quiero comerme el mundo. Así definiría mi pecado. Ya no me conformo con cualquier cosa. Cada día que pasa me autoexijo más y me convierto en un devorador de ideas, pensamientos, sentimientos, y aconteceres varios. Me lo como todo, literalmente. Esa es mi nuevo forma de pulular por la vida. He pasado de ser un catador de segunda orden al cheff principal. He probado de todo y ahora, con más certeza, busco los sabores que combinan a la perfección con mi paladar vital. Bendita experiencia. Pasteles, mujeres, noches locas, mañanas aciagas y jornadas maratonianas de trabajo. Un explosivo cóctel que cada día me hace ser un mayor y detestable pecador. La gula me consume pero a la vez me revitaliza. Son las cosas del directo, del día a día, de la antimonotonía. Voy a ver que hay en el frigorífico para matar a estas horas el hambre...

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No comment. Está todo dicho (el que me acompaña es Pablo. La foto, como no, del Leopardo)

2 comentarios:

  1. Normal que te guste ir a trabajar...¡¡¡si hasta teneis pastelitos!!!!!...¡¡¡yo tambien quieroooooo!!!

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  2. hola norki, hácía mucho que no leía tu blog, y me complace ver que sigues igual que siempre. Un saludo.
    P.D. por aquí se te echa de menos, los niños preguntan de vez en cuando por tí.

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