jueves, 27 de diciembre de 2007

Sacrificios placenteros

Son las 23:30 horas de un jueves cualquiera de diciembre. Mientras muchos descansan ya plácidamente en sus casas tumbados en el sofá viendo la última telebasura norteamericana en su plasma de 40 pulgadas, yo me encuentro sólo en la redacción de Almería Actualidad. Es lo que tiene querer librar la semana que viene. Hay que dejar páginas finiquitadas y en el día a día, con el trasiego informativo, es imposible realizar este trabajo "extra". El silencio es mi fiel compañero esta noche. Sólo interrumpido por el siseo serpenteante de mi ordenador. Estoy feliz. No me voy a quejar. Me apetece estar donde estoy ahora mismo. No lo cambiaría por nada de este mundo. Puede que sea masoca o un obseso del trabajo en potencia. Sea la opción que sea me resbala mucho. Me siento orgulloso de ser periodista. De vivir cada día una jornada laboral que en nada se parece a la antecede y a la que precede. Eso no está pagado. Al igual que las miles de horas extras que echo cada semana, mes y año. Un sacrificio placentero que me fustiga pero que no duele. El final de hoy es claro: tener la libertad la semana que viene. Dos libros, 300 horas de sueño ininterrumpidas y algún que otro escarceo me esperan. Yo soy así y esta es mi vida. Sigamos hablando de Bayarcal, la Diputación Provincial y las inversiones en materia de Igualdad...

1 comentario:

  1. TU ERES GILIPOLLAS MACHO!!!¡¡¡ y perdon por la expresion

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