Esquinazo al pasado

El otro día hablando con una gran amiga llegamos a la conclusión de que lo más valorable, sí o sí, tras sentir un sentimiento muy fuerte hacia una persona era quedarse con la bonita sensación de haberlo sentido. De nada sirve "el querer y no poder" o el forzar situaciones que por sí solas son incapaces de arrancar. Todo esto viene a colación porque hoy estado meditando acerca de los sentimientos que he sentido por algunas personas que me han acompañado en algún momento de mi vida. Unas pasaron rápidamente sin pena ni gloria y otras, en cambio, subyacen sin mucha dificultad en mis recuerdos y consiguen arrancarme alguna que otra sonrisa -de esas espontáneas que tanto se estilan en los anuncios de dentífricos-. Tengo la corazonada de que, y esto ya parece un discurso por la reiteración de mis ideas del ya jubilado (gracias a Dios para nuestros oidos) Fidel Castro, que nada ocurre sin un sentido, una razón de ser. El lugar que ahora ocupo, y en el que ya me he parapetado y atrincherado con neceseres para aguantar tres y cuatro guerras termonucleares (o como cojones se diga),me permite afrontar con garantías sentimientos que nuevamente vuelven a brotar. Por si acaso, voy con mi sonrisa por delante, ya que en esto de reirme de la vida y de mi mismo (si es que hace falta hacerlo) no hay quien me gane. Y es que por mas guantazos y batacazos que uno sufre, con más ganas hay que levantarse y mirar al frente. Y sí, Mari, que hay que quedarse siempre con lo bueno, ¿no?. Pues eso, que un buen esquinazo al pasado nunca está de más. Y en eso, entre otras muchas cosas, ya me considero un experto (aviso para navegantes y para los que no lo son).