Cierro una semana que si tuviera que utilizar un adjetivo para calificarla sería, con todas las de la ley, como la de los excesos. Excesos por la gran cantidad de trabajo que he sacado adelante (más de un día y de dos he vuelto a saludar a los barrenderos del Paseo de Almería); por las situaciones adversas que he afrontado (resquemores, malentendidos, reencuentros incómodos, etc.); por el número de kilómetros recorridos con mi siempre fiel C4; por el cariño recibido (que tanta falta me hace y que muchas veces no he querido ver ni apreciar); por el número de horas que he pasado cantando bien alto y sonriendo con lo último de M-Clan, Sergio Dalma y Moby; y como no, por las orgías gastronómicas protagonizadas. La última hoy. Foster Hollywood. Un costillar completo cargado de barbacoa me mira con miedo. Ha acabado engullido y yo pidiendo agua como el equipo que gana 1-0 y pide la hora al arbitro. Así soy yo. Ahora, otra semana de relax y distensión. Así va a ser hasta Junio. No lo elijo yo pero así me toca vivir estos próximos meses. Una semana de cal y otra de arena. Ahora tocan otro tipo de excesos: dormir horas de más, desempolvar el ordenador de sobremesa para matar a unos cuantos marcianos impertinentes (ojalá se pudiera hacer lo mismo en la realidad con más de un@ y de dos...), tostarme hasta ennegrecer en las playas de Cabo de Gata y estar con mi gente. Otros excesos, eso sí, más placenteros. Es lo que hay.
P.D. Muchas felicidades Violetica! 24 años aguantándote no tiene precio, pero en el fondo sabes que te quiero (y mucho). Un besazo hermanica y no vuelvas de tierras francesas (ese sería tu mejor regalo) jeje
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