Tiempos de asueto (II)

Comienza a convertirse en una rutina esto de librar tanto días seguidos. Seré un bicho raro o algo por el estilo, pero tras tres días seguidos sin pegar palo al agua (literal), comienza a picarme el gusanillo de volver a la redacción y soltarme a escribir un par de temas que tengo en mente. Por mi salud mental, seré fuerte y me mantendré en el asueto indefinido hasta el próximo lunes, que es cuando toca volver de manera oficial. En cualquier caso, los días que han pasado y los que aún están por venir de vacaciones "forzosas" no pintan nada mal (obviamente, si así fuera sería una putada y de las gordas). Y es que hablando de pintar hasta he pintao los pequeños desperfectos y desconchones que poco a poco han ido provocando los vehículos en mi querido gordito C4 y ahora parece otro (como su amo, pero sin sentimientos). Y continuando con el hilvanamiento, a mi también hoy me han arreglado un par de desconchones una pareja de mujeres que ha visitado mi morada. Loli y Carmen, madre y tía-abuela (tita a secas para mí) respectivamente. No suelo recibir muchas visitas y la suya me ha hecho bastante ilusión porque los roles cambiaban con la misma y ahora ellas dos eran las que me visitaban a mi y no yo a ellas como ha venido sucediendo en estos 27 años de devenir vital. Un compensado y variado almuerzo y una risas han borrado de un plumazo algún que otro problemilla interior (mano de santo, sin duda). Y así, en estos parámetros se mueven y serpentean mis ratos de asueto. Otros me los reservo para el recuerdo como conchas que se dejan enterrar por la fina arena del mar. Mañana más (y mejor). Seguro



Jibia a la plancha, bacalás asadas, tortilla española y demás manjares casi nunca vistos en mi casa me han visitado hoy. Algunos se han quedado conmigo en un taperware. Habrá que ir a por más...