miércoles, 20 de junio de 2007

Hola soledad

No es un día halagüeño el que he tenido que vivir hoy. Ha sido una jornada de despedidas y, sobre todo, de cerrar puertas. Puertas oscuras, maniatadas, resquebrajadas, despintadas, en cualquier caso, puertas. Hoy ha terminado un ciclo vital y comienza otro. Nuevas expectativas, objetivos e ilusiones se agolpan entumeciendo y diluyendo las grandiosas y bonitas viviencias de mi anterior etapa, que por madurez y responsabilidad moral, me toca enterrar.
Ha sido un duro paso. Yo diría que una decisión épica por las consecuencias que ha provocado y de las que, estoy seguro, saldré bastante mal parado. Toca correr ese riesgo, porque el que no arriesga no gana. Hoy me he ganado más de una enemistad, o eso creo, pero por ende, dejo ya de engañar a mi mente y mi corazón y sobre todo, de hacer sufrir sobremanera e injustamente al que ha sido mi lucero, mi faro-guía durante más de 7 años.
Para esa persona sólo tengo palabras de agradecimiento. No se le puede reprochar nada. Bueno sí, no haber sido más dura conmigo. Eso quizás nos habría ayudado a los dos. Pero ya da igual. Estoy seguro de que en el fondo entenderá esta decisión. El día de mañana se alegrará porque ella merece alguien que realmente le acompañe dispensando el amor que se merece. Yo, por desgracia, no soy esa persona.
Por esa razón cierro. Chapo la puerta. Comienza ya la búsqueda de un nuevo recoveco en el que encontrar la luz que me vuelva a iluminar y me guíe en esta tormentosa oscuridad. Si no, aprenderé a escudriñar cada hueco por mi mismo. No me asusta la soledad.

Buenas noches

No hay comentarios:

Publicar un comentario