De cangrejos y caminos opuestos

Hoy estoy en plan reflexivo. Y es que si echo un vistazo hacia atrás me asusto al comprobar lo que he andado ya desde que vivo en el año 2008. Dicen que cuando uno está feliz y agusto el tiempo pasa más deprisa. A mi me está pasando. Parece que llevo la quinta metida y el velocímetro marca 120 km/h de manera ininterrumpida. Nueve días que me parecen ya meses. Nunca antes había tenido una entrada tran intensa y triunfal a un nuevo año. La razón es muy sencilla. He sido "tocado" y ya no camino hacia atrás como los cangrejos. Mis pasos tienen el rumbo opuesto. Ya camino de frente y miro el horizonte con una sonrisa que me delata. Mis pisadas en la arena sólo se ensombrecen con las finas conchas que me rodean. Ellas, una a una, me van guiando por el camino correcto mientras esos graciosos (e inoportunos) moluscos se van alejando lentamente de mi vista. Como diría Fito, "dejadme nacer que me tengo que inventar". Yo ya lo hago porque "acabo de llegar"... (para no irme)