Me he levantado con ganas de escribir. Será, pienso, porque sigo de vacaciones y el mono de relatar noticias de mi provincia está latente y no se esfuma. Aún quedan en mi cabeza ecos de la noche de bienvenida a 2008. Además del regustillo a whiskey (que va a tardar días en disiparse) y las manchas de alcohol que porta mi traje (toca sablazo en la tintoría de turno), quedan flashes, muchos. Era mi segunda Nochevieja con el Alto Cojma. Y fue superada con creces. Fue la de la reivindicación. La que reprobó algo que se palpa. Hay feeling. Esta mañana hablaba con uno de sus integrantes y me preguntaba si no me perdería por amor. Respuesta tajante. NUNCA. Si algo he aprendido durante este 2007 es que a los que te rodean, en mi caso en gran parte el Alto Cojma, hay que mimarlos (como a los corresponsales como diría mi director de periódico). Están ahí para lo bueno y lo malo, y eso es cierto letra por letra. No tengo nada más que decir porque NHDAC.
A seguir vacacionando...
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