miércoles, 2 de enero de 2008

Sencilla alegría (porque no puedo ni debo estar triste)

Hace escasas horas escribía sobre lo importante que son mis amigos en mi devenir vital. Son como pequeñas hormiguitas que todos los días, sin prisa pero sin pausa, entran en mi hormiguero y me traen un grano de arroz. No se nota su presencia, pero están ahí. No fallan. Debo ser sincero. Se me han saltado unas lágrimas al leer el escrito que más adelante trascribo por completo. Creo que leyéndolo se entiende el porqué estoy tan orgulloso de MI gente. No podré presumir de tener miles de amigos, pero los que tengo, los de verdad, esos que tienen el movil 24 horas al día durante los 365 días al año para atenderte, no me dan la espalda. Al Alto Cojma le complementan personas como mi Mari (cactus). Fiel y paciente oyente de mis problemas. Nunca se queja. Siempre me sonríe. Hoy me ha hecho llorar. ¿La razón? Este escrito por el día de mi cumpleaños:

"Esta mañana me apetecía escribir algo para ti (sabes por qué, ¿no?), y aunque no tengo muy claro que puedo decirte (nos lo tenemos casi todo dicho) me dejaré llevar, te contaré lo que siento.

Pienso en ti y recuerdo buenos momentos juntos, ya sea de hace 20 años o del ultimo mes. Sin duda, recuerdo muchas conversaciones y vivencias de los últimos tiempos, pero guardo dentro de mí con especial cariño muchas cosas de antaño. Recuerdo aquellas caminatas juntos de vuelta a casa después de una jornada escolar intensa, nuestros juegos de parvulario y de colegio (no había quien nos ganara en inventiva), las tardes en tu casa ya fuera jugando con los “clips” o simplemente dibujando, todas y cada una de las excursiones que preparábamos para celebrar cualquier cosa. Recuerdo aquella planta que me regalaste por mi cumpleaños. Los viajes compartidos. Tus gafas redondas. Mis trenzas.

Recuerdo trabajos de clase, las partidas de ping-pong en tu tienda, aquel cumpleaños, el vodka con limón, el cortijo de Dolores. Recuerdo aquel poema de Bécquer (…tu pupila es azul…). Recuerdo tu primera fotografía retocada (seguro que tu lo has olvidado ya). Las clases de informática y el grupo Tigre, como nos hacíamos llamar. Recuerdo el Pirineo leridano y los chupitos…

Haciendo repaso me doy cuenta de que son muchas las cosas que hemos vivido juntos y sin duda, son muchas más las que nos quedan por compartir. Porque aunque no nos veamos todo lo que podríamos o desearíamos, sabemos (al menos yo lo sé) que solo estamos a una llamada de teléfono de distancia, y que dos segundos son mas que suficientes para notar que el tiempo no ha menguado esa amistad. Porque estas cosas solo te pasan con los amigos con mayúsculas. Porque en mi corazón sigues teniendo un buen sitio. Porque cuando miro las viejas fotos siento que no ha pasado el tiempo. Porque aunque no suela decírtelo mucho (por no decir nunca) te quiero. Porque ya son mas de 20 años congelados en recuerdos. Porque en días como este me acuerdo de ti sin necesidad de poner una alerta en el móvil.

Dicen que quienes comparten nuestra niñez nunca parecen crecer. Estoy totalmente de acuerdo, por eso para mí siempre seguirás siendo aquel niño regordete que conocí en mi primer día de cole y al que desde entonces considero mi amigo del alma. Un besazo y un pellizquito en esos mofletes en recuerdo a los viejos tiempos".


Un poco de mi pasado, un presente ilusionante y un futuro esperanzador. Es lo que me transmite su texto. Son las pequeñas cosas que nos da la vida, canta Luz en "Sencilla alegría". Así estoy yo. Ni hipotecas ni deudas económicas pueden destruir este momento. Gracias Mari. Tú también vas en mi corazón.

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Cuatro amigos, de esos que forjan sus lazos de unión en parvulitos y que aguantan contra viento y marea. Totó, Mari,Marga y el menda.

Fuente: http://yomaricactus.spaces.live.com/ (No tiene desperdicio)

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