jueves, 8 de julio de 2010

Singularity

Como se nota que estamos de vacaciones. Anteayer le tocaba el turno al libro que devora con avaricia mis ratos de asueto. Hoy hay que abrirle un pequeño hueco al ocio digital, al que antaño ocupaba el 90% de mi tiempo libre y que me llevó a ser considerado un freaky informático (y a mucha honra).
Y es que ha caido entre mis manos un juego titulado Singularity. Un shooter en primera persona ambientado en la Segunda Guerra Mundial y en nuestros días que, sin hacer mucho ruido, ha conseguido lo que otros aclamados videojuegos como Metro 2033 o Far Cry 2 no habían hecho: engancharme.
Con mucho escepticismo comencé su instalación y tras los primeros compases de juego no andaba yo muy convencido. Parte de culpa la tiene la Xbox360 y mi cómodo sofá. Pero acuciado por darle trabajo a mi Crossfire de ATI 5870 (para quién no entienda mucho de esto son dos tarjetas gráficas) quise hacer el esfuerzo de darle una oportunidad. Bendito fue el momento!! Desde que comencé a pegar un par de tiros con una Centurión a zombies desalmados y con malas pulgas, hasta ahora, convertido en héroe nacional, con un poder sin igual (la Singularidad) me debato entre darle más tiempo a Dan Brown o a mi yo "digital".
No spoilearé nada del videojuego porque es de mal gusto comenzar a jugar sabiendo lo que tienes por delante, pero sólo diré que merece muy mucho la pena. Gráficamente no raya el nivel de juegos como el mentado Metro 2033 o el afamado Crysis, pero sus bazas están en su gran jugabilidad y en puzzles que a los nostálgicos nos llevan a recordar obras de arte como Half Life.
Lo dicho. Tras ver a España vapulear a Alemania, sacar a mi hijo perruno a miccionar y otros menesteres de aseo personal me toca seguir demostrando que cuando aprieto el gatillo no paro. Es lo que tiene llevar pegado a un ordenador desde los 16 años con ese Pentium 200 MMX...

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