martes, 11 de septiembre de 2007

Mirando para otro lado

19 dias y 500 noches - Joaquín Sabina

Hay veces que lo mejor que uno puede hacer cuando un hecho, una palabra, un gesto puede llegar a herirte es mirar hacia otro lado. No lo considero como una cobardía, sino como la mejor respuesta (la indiferencia) sin necesidad de faltar al respeto o hacer daño gratuito. Un acto que debería ser reflejo y venir de serie cuando nacemos. No es así. Se aprende, como tantas otras cosas en este devenir. Cada día que pasa me doy cuenta de que la experiencia es un grado, y vaya si lo es. De haber contado con una ración más de ella seguro que habría capoteado con solvencia y eficiencia (términos que últimamente utilizo mucho en mis notas de prensa de empresas) algún que otro desaire. Lo de vivir una segunda juventud tiene estos inconvenientes. El caso es que nunca me acuesto una noche sin aprender nada nuevo y haciendo un poco de ejercicio físico y mental ya me cuesta menos torcer el cuello. Lo tenía anquilosado. Han aparecido un par de grietas que el tiempo sabiamente curará.

Y es que tardaré tiempo en estar en buena forma para conseguir que lo de mirar para otro lado sea ya algo intrínseco en mí y que salga sólo. Pero tardaré menos, mucho menos, como diría Sabina, 19 días y 500 noches, en pasar página. No lo merece. No lo merezco. Asunto cerrado y archivado.

3 comentarios: