jueves, 17 de julio de 2008

Comparaciones y vendavales


(Tarifa, plaza del Ayuntamiento)

Debo reconocer lo que era innegable hasta hace unos días. Las playas de Cádiz son infinitamente mejores que las de Almería. Por mucho que me pese. Por mucho que me duela es algo incomparable. Si las de Barbate y Conil me habían entusiasmado, las de Zahara de los Atunes hoy han terminado de decantar la balanza y variar de manera definitiva mi opinión al respecto. Su cristalinidad, frescura, limpieza, longitud, profunidad, etc, etc, etc. las hacen realmente atesoradoras del calificativo de IMPRESIONANTES. Ni míticas calas como pueden ser las de Los Escullos o Los Genoveses, Monsul, la cala de la Media Luna o las de Cabo de Gata pueden hacer frente a la sensación de paz, tranquilidad, y sobre todo, calidad que atesoran cualquiera de las tres que he tenido por ahora oportunidad de visitar. El día también me ha dejado otra cuestión rondando por la cabeza. Hoy he tenido la oportunidad de volver a visitar Tarifa. Otro lugar que también compartí con esa persona que tanto tiempo ha estado a mi lado. Las sensaciones han vuelto a ser las mismas que las percibidas en Conil. ¿Será esto algo cíclico? Supongo que por ahora es una pregunta de la que no debo de plantearme la respuesta (lo que viene siendo vivir la vida y no sufrir de manera gratuita, para entendernos). También me he acordado de Maluma, mi niña del desierto cuando veía desde el mirador de la fortificación tarifeña tierras africanas. Estaba tan cerca que casi podía tocarlas con la punta de mis dedos mientras vientos casi huracanados hacían revolotear mi camiseta entre mis "cariñosos" (llamémoslos así) michelines. Es curioso el hecho de que siempre te acuerdas de tus seres queridos de forma más intensa cuando los tienes lejos y hay elementos que te hacen relacionarlos con ellos. Mientras tanto, mi piel comienza a tornarse en bronce oscuro y temo con que cuando vuelva al trabajo el 1 de agosto no me reconozca ni el apuntador... Mañana, según la hoja de ruta, no hay un rumbo predefinido. El caso es que me apetece más sol y playa. Al final voy a perderle la tirria esa a la arena pegada a todos los poros de tu cuerpo cuando sales del agua. ¡¡Benditas vacaciones!!

P.D. Hoy no he partido una pala ajena pero si he tenido la oportunidad de darle 3 vueltas seguidas a una rotonda para hacer una foto o desempolvar de mi baúl de los recuerdos experiencias bajo el agua, ejem.

1 comentario:

  1. Como bien has dicho, no se pueden comparar las playas de Almería con las de Cadiz, ¿por qué entonces las comparas tú? Cada sitio tiene su sello de identidad, su particular encanto. Creo que estás tan acostumbrado a tu tierra que no la valoras, con todos mis respetos. Si las playas del campo de Níjar no son vírgenes y puras, si no puedes encontrar en ellas, toda esa paz y tranquilidad, creo que no has debido disfrutarlas lo suficiente

    ResponderEliminar