sábado, 7 de marzo de 2009

Erentxun, pasando página...

Erentxun es un tipo diferente. Vasco, de la Real Sociedad, introvertido, seco, paciente... Parte de mi vida ha estado entrelazada con su carrera musical. Aún recuerdo cuando con 12 años, en los tiempos del cassette, me afanaba a destripar aquellas cintas de Duncan Dhu en mi walkman Sony camino al colegio. Tardes y tardes con una misma banda sonora cargada de gaviotas, ojos negros, París, barras de hotel... Despues llegaría el CD y mis primeros discos originales de Mikel en solitario. De espaldas a mí, El abrazo del erizo, El cielo es del color de las hormigas, A un minuto de tí, Jugando con el tiempo, o Esta luz nunca se apagará. Canciones que me acompañaron en mi adolescencia cuando pegaban fuerte El Último de la Fila o Maná. Nunca dejó tampoco de estar a mi lado en Sevilla, cuando hacía eso de estudiar (Periodismo) mientras me enganchaba definitivamente a la informática. California, Rara vez, A pleno sol, ¿Quién se acuerda de ti? o Tú nombre en los labios fueron entonces las melodías que me acompañaron en aquellas noches de febrero y junio cuando estudiar tres días antes del examen era la tónica habitual. Más tarde llegarían Mañana, Seda, Loco de atar, ese último tributo Duncandhuniano con Acuérdate, Siempre (al abandonarnos) o La tarde está muriendo. Fueron canciones que me siguieron en la tortuosa vuelta desde la capital hispalense a tierras almerienses para comenzar a buscarse la vida en el siempre complicado trabajo periodístico. Cartas de amor (cuando no hay amor), Amigos de guardia o 1977 estuvieron ahí cuando asenté el culo en la capital, para más tarde migrar hasta mi morada, en mis primeros pinitos en los medios de comunicación. Y hasta ayer. Porque cuando se despedía en el escenario de las cerca de 1.000 personas que nos agolpábamos en la carpa dentro de la plaza de toros de Murcia yo también le dije adiós. Levanté mis manos y me despedí de él. La historia ha llegado a su fin. Las canciones de Erentxun, de Duncan, ya no me evocan los mismos sentimientos que antaño. Anoche pude comprobar que a pesar de disfrutar como un enano con algunas de las canciones citadas más arriba, no sentí ese cosquilleo que hasta ayer me había producido siempre un concierto suyo. Fue la perfecta despedida a un ciclo que ha durado más de 16 años. Un momento en el que toca pasar página pero que deja cicatrices muy fuertes en mi vida (en mi habitación cuelgan dos grandes poster de sus giras que no abandonarán ese lugar hasta que se caigan por el paso del tiempo) que nunca terminarán de cerrarse. Un portazo en el que conté con la compañía de mi rubia, primeriza en un concierto de Mikel, y que me hizo más liviana la situación. Hoy te esperaré, este reducto de marfil y de hueso que soy... Agur

7 comentarios:

  1. ¿Cómo se llamaba la canción aquella que plagió?

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  2. No me creo nada, como cuando Mikel dice que se retira...

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  3. nos estamos haciendo mayores para botar en los conciertos, eeehhhh!!!! Que bonito post nor

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  4. Por partes, como Jack el Destripador. Tú estuviste allí mamoncete porque utilicé el comodín del 60x1 de Vodafone y disfrutaste por la patilla del concierto. La foto, con móvil en mano, lo verifica. La canción que plagió se llama Grandes Éxitos aunque sigo siendo reticente a creérmelo. Al igual que no me creo, Fer (stilgareo), que no te creas lo que yo me creo y cuento. Y al anónimo (cuya identidad me gustaría conocer), sí, ya nos vamos haciendo mayores y lo de botar, (ahora con v), lo dejo si acaso para las elecciones jaja y me alegro de que te haya gustado...

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  5. Pero es la misma canción, no? la original es grandes éxitos y luego la modifico para darsela al serranillo.

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