martes, 13 de marzo de 2007

Catarros inesperados

Salir a deshoras y sin ropa de abrigo tiene sus consecuencias más o menos inmediatas. Las que me han "tocado" a mi son ya palpables claramente. Si Ronaldinho viera mi nariz, se lanzaría a por ella como cuando tira una falta. ¡Es una pelota roja! Soy una persona que normalmente no suelo padecer nunca de ningún tipo de problemas de salud. Cumplo con mi trabajo de la manera más profesional y nunca he faltado ningún día más allá de los que me pertenecen por trabajar en festivos. Pero fíjate por donde, que en uno de esos días en que libro, cojo un costipado de dos pares de pelotas (por no decir otra cosa). Si ya es difícil concentrarse y escudriñar y otear la capital para buscar temas debajo de las piedras, ahora con el dolor infernal que me acosa la cabeza me va a parecer, como titula mi anterior post, una misión imposible...

Por esta razón, aconsejo a todo hijo de vecino que salga bien arropado a la calle. Así evitará luego tener que estar dopado a base de "Desenfriol" y pegado a un clinex las 24 horas del día.

He dicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario