domingo, 4 de marzo de 2007

Fines de semana intensos

Trabajar en un medio de comunicación, como es mi caso, precisa de la aceptación de diversos sacrificios. Obviando las anoréxicas nóminas y por contrapartida, las infladas jornadas laborales, el mayor hándicap se presenta en los fines de semana. Un período de tiempo que todos ansían y que yo, yendo a contracorriente, detesto. Mientras el 99,9 por ciento de los almerienses (sí, centralizo lo de almerienses debido a la constante focalización que desde La Voz de Almería 
se hace de toda noticia convirtiéndola en local) se afanan en gastar los más sosegadamente las 48 horas con las que cuentan y en el que el ocio y el tiempo libre alcanzan su máxima expresión (aquí se puede incluir las maratonianas sesiones de tórrido sexo), mi persona se preocupa únicamente en cómo dotar a la apertura de Alm) del mayor rigor periodístico y en rellenar aquellos jodidos breves que se ubican en la página 12 y que precisan de un ejercicio mental de invención superior al de la fórmula química y matemática para encontrar una mujer que te aguante toda la vida.

Trabajar en un medio de comunicación (y vuelvo a enfatizar en la frase de inicio de este post para denotar aún más mi grado de animadversión a los fines de semana) es un gran sacrificio. A cambio sólo se obtiene un lunes y un martes. Unos días que te permiten errar como
alma en pena mientras el resto de mortales empiezan su jornada de trabajo semanal. Mirándolo desde el lado positivo, te ahorras muchos euros en cervezas aderezadas de una cherigan de jamón a altas horas en el Jaya, o de esa morenaza que te miraba la última vez que saliste (no recuerdo la fecha) mientras te tomabas un copa en La Clásica. No tiene precio... para lo demás La Voz... (como diría el anuncio de la famosa tarjeta de crédito).

Ejemplarizando la situación, mientras el almeriensito disfruta en la playa del cálido sol que le regala nuestra tierra, el menda que escribe tiene que aguantar encerrado entre cuatro paredes como van llegando los teletipos o como el almeriense más aburrido denuncia y clama al cielo porque su vecino del quinto no para de fornicar con la amante y el intenso ruido que provocan los muelles del desfallecido colchón (hago aquí un inciso para recomendar los Bultex, son de lo mejor en el mundo de los colchones; es lo que tiene moverse de manera más o menos ducha entre los enseres hogareños cuando te compras tu propio nidito) no le dejan dormir para olvidar el resquemor que le produce haberle puesto él también los cuernos a su mujer con su cuñada. Más claro creo que el agua ¿verdad?.

Por eso y por otras muchas razones, que iré desgranando en sucesivas entregas, aconsejo al ávido lector que se entretiene en bucear entre mis líneas, que obvie malgastar sus horas laborales en un medio de comunicación. El malsabor que le producirá será tan ingrato que le empujará a enfilar sin ningún tipo de remordimiento las filas del INEM.

Punto y aparte.

2 comentarios:

  1. un enciso: INEM no, SAE. T lo digo x experiencia y doy fé: se estaba agustico. Kién es el del vecino y la cuñada? Viva el Jaya!;)

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  2. Te cambio tu profesion de periodista por mi puesto de precaria de investigacion...te hace el trato?...cuando el mundo te agobia es mejor pensar que hay alguien que está mas jodido que nosotros, y es k mal de muchos...

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