sábado, 22 de marzo de 2008

El ritual del silencio

Son días de devoción y exaltación de los rituales religiosos estos que vivimos durante la "bendita" Semana Santa. Como en muchas facetas de mi vida, vivo estas fechas un poco a contracorriente. La gran cantidad de trabajo que me abruma y el aprovechamiento exhaustivo de las pocas horas libres que tengo con mi gente han conseguido que tenga un casi total abstraimiento de la misma. Pero he de confesar que yo también vivo mi particular ritual del silencio. Como si de una procesión al uso se tratase, estoy aprendiendo a sólo observar y callar. Hago ultimamente muchas referencias a eso de que en boca cerrada no entran moscardones. Y esto es causa y consecuencia del discurrir que estoy trazando en estos momentos. Callar y seguir adelante. No es la opción más sensata, ni tampoco la más coherente. Pero siendo sincero, es la única que consigue transmitirme la serenidad suficiente como para no caer en el craso error de volver a liarla. Los acontecimientos deben de precipitarse por sí mismos e interceder para que se produzcan, es cuanto menos, contraproducente. Por eso prefiero continuar con mi hastío comunicativo. Si llegan a producirse, enhorabuena por mi paciencia. Si no, a otra cosa mariposa. Así es la vida.

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