lunes, 3 de marzo de 2008

Tardes de sol y refritos

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Siempre me negué a pisar la playa más allá de tres o cuatro veces durante el verano y siempre con una ducha cerca porque mi tirria hacia la arena es de órdago. Últimamente lo estoy haciendo muy a menudo y en un fin de semana mis pies han pululado por las de Carboneras y las de Retamar. Han sido ratos de reflexión, de desconexión. Bien acompañado (no esperaba menos), he podido descubrir que en marzo el mar luce de una manera mágica. Sus pálidos azules llegan a convertirse con la débil pero constante luz del sol en fulgorosas tonalidades turquesas. Parece camaleónico, tanto o más que mi persona. Y en este estado y harto ya de refritos, de mezclas y vaivenes, vuelvo a vislumbrar con fuerza el color azul puro del mar con mi prisma mágico. Y ahora, ya no me falta barco para navegar y tampoco viajo en el Titanic...

3 comentarios:

  1. Que bonito!!!
    La playa de Retamar es el lugar donde he reflexionado y desconectado durante muchos años...
    Y que bien que abandones el Titanic, todo un alivio para aquellos que te apreciamos.

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  2. Yo si que no te vislumbro a ti!
    NHDNL!!!!

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  3. mira bonico, menos escribir y mas ir al psiquiatra q es lo q te hace falta, con 27 años q tienes en los huevos ya, q vas...de tio bueno por la vida?? te digo una cosa??? NO LO ERES

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