lunes, 16 de julio de 2007

Baño de humildad

Convivir con una persona que no tiene nada en la vida y que sólo puede presumir de ser libre y esbozar por ello una gran sonrisa es algo, sin duda, reconfortante. Desde hace poco más de un mes comparto los pocos ratos libres que me deja el trabajo con Maluma, la niña del sahara, la hija del sirocco, la mujer centauro del desierto. Descubrir con ella que las salchichas son un manjar o que beber zumo fresco es un lujo al alcance de pocos te permite tratar de otra manera los problemas que cada día rondan mi cabeza. Con ella mi corazón se ha abierto de par en par. Mi familia es ahora más familia y me siento más unido que nunca. Quizás por eso, empieza a preocuparme más el hecho de que se marcha a mediados de agosto que por ejemplo, la tediosa letra de la hipoteca que todos los días uno de mes ronda mi cuenta como un buitre anoréxico. Me estoy bañando, pero de humildad. Estar con ella significa darte cuenta de que todo lo que tengo es mucho más de lo que a lo mejor debiera tener. Compartir con ella cada minuto de estos dos meses me está permitiendo valorar más lo que me rodea. Tengo ya casa (amueblada ya, por fin jeje), coche, un trabajo, salud y gente que me aprecia. ¿Qué más puedo pedir? Dímelo tú, Maluma...

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Shot with Casio EX-Z1000 el 16-07-2007

Una imagen vale más que mil palabras. Somos inseparables e... invencibles

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