Impulsos

¿Quién alguna vez en su vida no ha tenido un impulso que, en la mayoría de los casos, le ha llevado a tomar la decisión incorrecta? Yo me uno a ese club, pero además, para ostentar el cargo de presidente. Y es que, realizando una batida informativa entre el amplio grupo de amigos y familiares que me rodea, he llegado a la conclusión de que vivir impulsivamente es muchas veces la mejor manera de definir mi existencia terrenal. Si me pongo a recopilar cada uno de las pulsiones con las que me he ido deslizando por la vida en estos últimos meses descubro que son más de las deseables. Categorizándolas, el 80 por ciento de ellas me han llevado a errar en la elección del camino correcto. El último, sin ir muy lejos, tuvo lugar hace un par de días. Mostré las cartas antes de tiempo y provoqué la huida, casi inexorable creo yo, de una persona que se ha convertido en alguien muy especial en mi vida casi sin que ella lo sepa. Y este último error me ha abierto, como tantas veces antes, los ojos, pero esta vez, de manera definitiva. Ahora que pululo libre voy a tomar la sensatez y la tranquilidad como referentes para no errar más. Ojalá el último impulso, del que me llevo maldiciendo a mi mismo sin parar más de 48 horas, no sea a la larga tan negativo como ahora se presenta. Ahora más que nunca creo en el destino y son demasiadas coincidencias ya que entrelazan nuestros destinos. El tiempo es mi juez, que el dictamine lo que me merezco...