miércoles, 1 de agosto de 2007

Sonrisas que no se pagan ni con diamantes (II)

Hace algún tiempo, allá por junio, escribía las primeras líneas en mi blog acerca de Maluma. Hoy vuelvo a retomar el título que utilicé aquella vez porque describe perfectamente la experiencia vivida esta tarde-noche en mi casa. Celebrar el cumpleaños de esta pequeña saharaui me ha permitido descubrir, por enésima vez, que estos son los momentos que realmente merecen la pena ser valorados. Los problemas económicos, sentimentales y laborales pasan a un segundo plano cuando ves sonreir con una sinceridad inusitada a una niña de 7 años que lo más que ha tenido en sus manos ha sido un palo de madera con el que guiar una rueda michelín de un viejo camión español a través de la ardiente arena del desierto. Hoy ha recibido multitud de regalos. Se los merece todos. La vamos a echar de menos pero físicamente porque de nuestras mentes nunca se escapará. Hoy ha cantado a viva voz un cumpleaños feliz en español. No lo olvidará nunca, seguro. De nuevo, muchas felicidades Maluma...

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Ocho de la tarde. Su padres de acogida (los míos también jeje) rodean a la cumpleañera. La tarta se quedó pequeña para tanto invitado. Siete velas, siete años y más de siete meses los que pasarán hasta que volvamos a verte...

1 comentario:

  1. no t mereces una hermana como maluma y tú ya tienes una: me la cedes?

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